Quizá señale con el dedo en otros lo que jamás me atreví a reclamarme a mí mismo,
quizá fue más fácil creer que no me permitían, a admitir que no me atrevía.
Quizás el fondo me gritó lo que el resto del pozo apenas me había susurrado, y al fin entendí.
Y al verme salir alguno afirme que el fondo torció mis pies, y mi mente desde luego se vió afectada.
Y aún otros crean que definitivamente me mató, pero nunca se den cuenta que su impacto en realidad sólo me enseñó a vivir.
Quizás esa y no otra era la manera de lograr lo que los años con sus propósitos jamás consiguieron
Quizás el fondo tenía magia, y no cualquier magia
De esa que te hace abrir en ti los tesoros que habías buscado fuera, de esa con la que descubres las hermosas flores del jardín que jamás te viste dentro
Quizás esa y no otra fue la manera de conseguir la llave, y conocer el secreto de cómo florece mi jardín.
Quizá el fondo sea inocente, de todos los destrozos de los que se le acusa, quizá él sólo te enseñe a señalar de la manera correcta.
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