Viaje Melancólico
Mis pensamientos se ahogan en mi cerebro,
haciendo naufragar a la conciencia misma.
No es bueno, no es malo, no es nuevo,
no es constante pero es frustrante.
Es sin embargo, un viaje corto en silencio,
libre, ligero y sin ellos de nuevo.
Se escurre la mente por dos ventanas sin encortinar,
se escurre rápido, lento y una que otra noche hay paz.
Finalmente, mi conciencia vuela,
sin alas, sin pausas y sin penas.
Esperando a que otra vez vuelva,
el viento soplando sus nombres
en esta tormenta.
Sin titulo
El silencio grita en mi mente,
en lenguajes diversos,
claras, cortas y largas frases,
jergas, groserías e interrogantes.
Mi cuerpo en el sillón,
reposa y espera,
mis ojos solo rodean un esquema,
de un cuarto vacío, frío…
con luz tenue de luna llena.
El silencio me reclama su esencia,
me reclama su vida;
¡Que egoísta he sido!…
con el vacío y conmigo.
Podría
Podría simplemente invocarte en mi cuerpo
y tocar el dolor de mi alma de nuevo, para
así violar con desdén lo que nos separó…
lo que nos separa es el silencio incomodo
que ni en escritura de diversos lenguajes querrías pronunciar…
querrías enunciar.
Podría si yo fuese valiente, para arrancar la arrogancia
de mi…de ti, si fuese valiente para argumentar
lo que me duele, lo que amo, y lo que quiero
para que puedas oír sin huir.
Si…podría simplemente decirte “Hola”
para dejar de fingir ser muda y tú la persona sorda,
para dejar lo que me encadena en el recuerdo y
construir el suelo del infierno tomada de tú mano…
entrelazada a lo que pude, puedo y podría amar
entrelazada a la miseria y al amor…entrelazada mi mano, tu cuerpo y el corazón.
Sin titulo
Sin querer mi corazón escribió un nuevo sentimiento en prosa, moldeando un poema; cada letra y símbolo era parte de su recuerdo…y sin detenerlo volvía a describir la sonrisa en mi rostro porque pensaba en la tuya, volvía a redactarme en pequeños parrafos nuestra historia,…si…te guardó para existir en
Latidos
Con
algo para contar
donde
era
imposible
olvidar
pues lo escribía con libertad
No era preso del
silencio, ni de su redacción
vivía
por
primera
vez.
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