Tomaste una tarde
mi mano tan blanca,
besaste mis labios,
sentí tu pasión.
Abrazaste un día
mi cuerpo tan niño
y sentí en mi alma
nacer la ilusión.
Tomaste una noche
toda mi inocencia
y sentí en mi carne
latir tu calor.
Después me llevaste
en una madrugada
lejos de todo
lo que me es atroz.
Y mía la plaza
y nuestra la fuente.
Tan tuyo el silencio.
Tan frío el adiós
Tejiendo arcoiris
de sueños inciertos
olvidé que tu alma
no sabía de amor.
Vendrás a buscarme
en algún otoño
en alguna vida
lejos del dolor.
Pero ya mis ojos
cuajados de ausencia
no verán los tuyos,
tu risa,tu voz
Tomaste mi vida
y volaste lejos.
Tuya la distancia
muy mío el adiós.
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