“Solo tierra, tierra en los ojos, entre la boca y los oídos…”
“Oración”, María Mercedes Carranza
Tierra en la boca,
niebla en los oídos,
pantano bajo los párpados y
arcilla en las fosas.
Camino, si a este reptar puede llamársele de alguna forma,
con cemento entre los dedos del pie,
y unas piernas como espartillos que se
doblan con el más leve y fino viento.
Avanzo y retrocedo, es la ley de la vida.
Todo pesa: el azul del cielo, la mano estirada,
un no saludo y el timbre que nunca llama para
traerme buenas noticias.
Luego se trastocan los sentidos y la vista
tiene niebla, los párpados cemento,
los oídos tierra y la boca arcilla;
pero es lo mismo, el sin sentido, el callar, el no modular.
Donde quiera que se posen la tierra, la mordaza, el cariño que huye,
siempre flagelarán.
¿Qué o quién acudirá en mi ayuda?
Petrificado y en medio del jardín estoy.
Mis palabras se deslizan entre las sillas del auditorio vacío,
se pierden, surcan el jardín de rosas rojas, acarician el césped,
turbulentas se estancan sobre la tierra,
que las absorbe.
Es la ley de la vida que me pide esperar,
yacer debajo de los demás
aferrado a las raíces de las rosas que crecen sin parar.
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