Dicen que
si te despiertas al alba,
puedes tocar las estrellas,
oler su esencia
y acariciar su alma.
Dicen que
si al despertar
ves retirarse la luna,
puedes encender el cielo,
disolverte con el fuego
del amanecer,
y convertirte en aura.
Dicen que
si el sabor del día
es tan fuerte
que te hace estremecer
de desesperación,
debes cerrar tus ojos
y dormitar,
y esperar al crepúsculo
para volver a nacer.
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