Para el chófer de la línea 4…
Miraba distraída los placeres de la vida.
Miraba distraída y ni siquiera sabía que hacías un tour por la vida.
Al subir me encontré con usted, muchacho joven sin piel.
Con carne y alma me topé, fue verdaderamente fascinante.
Miraba por la ventana calles que ni siquiera conocía, “dónde estaré” – le preguntaba mi alma al cuerpo.–Creo que estoy perdida –.
Al pasar la hora y pico, usted muchacho de buenos modales preguntó dónde bajaba. “Voy bien” – te respondí a causa de no acordarme la calle. Volteaste y preguntaste nuevamente, en ese momento morí de vergüenza y ahora, muero por verte otra vez.
Tuve que pagar el boleto nuevamente, por distraída, al no ver que recorrías medio Olimpo.
Dos extraños, sin palabras, sin recuerdos. Sólo sonrisas y miradas tan, tan extrañas.
Dos desconocidos éramos, dos desconocidos con ganas de conocerse.
No salían palabras de nuestras bocas pero si de nuestras miradas, dulces y bellas miradas.
Mis ojos miraban tu carne, pues sólo eso pude ver.
–Se te hizo largo el viaje – añadiste graciosamente.
–Demasiado –respondí avergonzada.
Nuevamente una hora más. Quería llegar a destino pero también saber más de ti.
Sé tus horarios de trabajo, pues sin querer me los revelaste, me sería fácil encontrarte. El problema es que hay muchas líneas, ¿Cómo saber la hora exacta?
Dejaste que mi encanto te secuestrara y a gritos pediste un segundo encuentro, cuando el primero ni siquiera terminaba.
Sabes donde vivo, pues sin querer te lo revelé, para que algún día me buscaras.
Sabemos de nosotros pero no sabemos quiénes somos.
Me hubiera encantado que preguntaras mi nombre.
Me hubiera encantado preguntar tu nombre, al menos así podría contactarte.
Me hubiera encantado pero mi lengua enredó y se llevó mis palabras, juro que me habría encantado.
Disfrutando este invierno que congelaba mis piernas aquella tarde, estaré esperando tu mensaje. Si no llega, entonces iré por ti, dulce y tierno chófer de línea 4.
La chica de las 2 horas.
OPINIONES Y COMENTARIOS