Destino caprichoso
siempre jugando al azar,
ha dejado como testigo el mar
algún encuentro azaroso.
.
La melodía de tu oleaje
nos dice que nada será en vano,
y así despidiendo aquel verano
el postergado beso por falta de coraje.
.
Destino siempre inesperado
conviertes el mar en sueño,
permitiendo a la princesa sin dueño
edificar el castillo anhelado.
.
Ni el poema veinte de Neruda,
ni los cien años de García Márquez,
lograron que te embarques
a la felicidad sin ninguna duda.
.
Si el mar fue antes testigo
de aquel primer encuentro,
ahora el desenlace del cuento
se dibuja en busca de abrigo.
.
hoy por las notas de tu voz
que reposan en aquel atril,
le doy gracias a abril
que tú música nos envuelva a los dos.
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