Era la última entrevista… Escuchaba desde el pasillo, los pasos de mi futuro entrevistado y me avergonzaba el hecho de pensar, en el set de grabación con mapas de humedad, los techos desvencijados, las ventanas rotas y las luces reflejando a través del polvo que las maquillaba, la miseria de unas letras oxidadas que alguna vez fueron grandes: CNN.

La puerta se abre y entra el otrora todopoderoso Bill, con sus 3 prótesis de titanio, sus moléculas de silicón en el sistema nervioso y un rostro ajado, curtido por  las luchas de dinero y poder, que sabiamente saben trazar las cicatrices de un destino oscuro. Yo alzo la mano y le indico amablemente que se siente en la poltrona del invitado. Acto seguido, todo se enciende y el circo comienza.

Empiezo mi rutina diciendo: -Buenos días mundo, soy Larry King, en mi última entrevista, para fortuna del mundo libre, con el ex-magnate Bill “maravilla” Gates, quien nos hablará de su nuevo concepto en materia de Tecnología y humanidad, adelante Bill.

-Buenos días Larry, me alegra ser el último entrevistado de tu exitosa carrera, pero con respecto a eso de “nuevo concepto”, creo que no es el término apropiado, porque hablar de tecnología y humanidad, es hablar de elitismo, que es un concepto tan antiguo como el mismo hombre.

Frunzo el ceño y aplico una mirada inquisidora en el señor Gates y le cuestiono: – ¿Qué tiene que ver el elitismo en todo esto señor maravilla?

Bill esboza una sonrisa un tanto macabra, recordándome un cuadro de Maquiavelo y me contesta moviendo nerviosamente sus falanges: -La tecnología es elitista señor King, o cree usted que los nanociborg medicinales, navegando en las venas y colaborándole  al sistema inmune, son para el común rebaño… ¡Claro que no! Para el pueblo quedan las redes sociales manipuladas, los robots de cuarto orden y las comunicaciones monitoreadas y bombardeadas con mensajes subliminales de sometimiento, además para nadie es un secreto, que en el tercer mundo están esclavizados con equipos obsoletos, operados a través de la Internet, se imagina, aún hablan de Internet, siendo que lo más novedoso son las comunicaciones “Ultranet”, operadas por enlaces neuronales, conectados a la retina, permitiendo con sólo pensar, una comunicación instantánea, esto pequeño Larry, al igual que la medicina de avanzada, ha sido negada a estos países, y me indigna el hecho  de ignorarlos y relegarlos, después de robarles su valioso coltan, con los cuales irónicamente construimos los chips neuro-retinales y los nanociborg medicinales, además te aclaro…

Interrumpo el discurso del ex-magnate, alzando fuertemente mi mano derecha, cual saludo nazi y lo reto subiendo el tono de la voz (para demostrarle que no soy ningún pequeño): – Señor Gates, esa posición la conocemos todos, con el respeto que merece, ese pensamiento mermó su fortuna y nunca fue altruista, como pretende  mostrarse ante el público. Usted se negó al pacto tecnológico de las super-potencias, donde se unían y monopolizaban la investigación tecnológica a todo nivel, relegando a quien no tuviera capacidades de seguir el paso. Se negó a esa estrategia, no por buena gente, no eso nunca, Bill Gates es consciente de su ambición, pues si ese pacto  se firmaba y se afianzaba, usted dejaba de vender a muchos países sus productos, entonces se reveló contra esa medida, pero el tiro le salió por la culata, las nuevas  leyes tecnológicas de la “Unión Potencial TIC”, lo encerraron por 5 valiosos años, en la primera cárcel telepática de Silicon Valley, en ese lustro  el mundo cambió radicalmente, toda vez que cuando despertó de su alucinada condena, sus lenguajes de Windows la nueva hiper-potencia, los había mejorado y regalado a los países que usted menciona, desde ese momento y bajo esa obviedad su majestad Bill Gates, ha desarrollado un infructuoso combate, argumentando lo del coltan, los nano-ciborg medicinales, la ultranet y los implantes neuro-retinales. Por tanto, yo sí que tengo un par de verdades…

Ahora, es Bill quien levanta la mano interrumpiéndome, más no me desafía, al contrario me mira con infinita ternura (¿o profunda lástima?), moja sus labios mira su reloj de pulso que está con dígitos rojos y me dice con voz pausada: – Larry eso era lo que te quería aclarar, antes de que me interrumpieras… No recuerdas nada, porque tú también estabas en contra y como no, si recién habías comprado CNN y la “Unión Potencial TIC”, prometía alterar la cotidianidad de un mundo globalizado, al enfocarse en la ciencia y regalar la comunicación, ¡obvio! te arruinarían… ¡Piensa por favor Larry! Ambos armamos un complot, fracasamos y fuimos a la cárcel telepática de Silicon Valley, no sólo fue la condena de 5 años, también una multa billonaria, la cual al pagarla, un hombre como yo quedaría con un potencial económico reducido, después de ser el hombre más rico del mundo, pero tú al no tener sino tu empresa CNN venida a menos, tuviste que pagar con partes de tu cerebro conectadas a un servidor, que experimentaría contigo  el manejo de masas en realidad virtual durante 200 años, y de paso, recreando los caprichos de los nuevos magnates y las consagradas élites… Estimado Larry, hoy cumples tu condena, ¿tú crees que después de 195 años existe la ultranet, los nano-ciborg medicinales o los implantes retinales?, nada, todo ha avanzado todavía más y para tu información, en los países tercermundistas tienen más de 80 años de tenerlos esclavizados, sus pobres habitantes, con apenas 10 meses de nacidos les implantan un chip de sometimiento, un código de barras visceral y un collar electrónico de localización que se estira mientras crecen y aniquila a quién se revela… Larry la cotidianidad éramos nosotros, la tecnología son ellos…¡Mírame! soy el mejor holograma tridimensional de hace dos centurias, en cambio tú eres el holograma de última tecnología, puedes incluso tocarte y pareces real, yo soy un reflejo, un insignificante reflejo. Dicho esto, Bill Gates se diluyó en diez eternos segundos, quedando sólo en la poltrona el reloj con los cronómetros en ceros.

Era cierto lo dicho por Bill “Maravilla” Gates, sentí el peso de mi realidad (no la virtual la otra), mis ojos de mentira y mi capturado cerebro, no recuerdan sino miles de entrevistas, ninguna familia, mis lágrimas son milenarias, las luces se apagan y por ello miro al techo, donde aparece un cristal inmenso, una pantalla y a través de ella el rostro de  un ser inmenso e inimaginable, mitad niño y mitad robot -intuyo que ya no se llaman así-, igual nada importa, sé que por fortuna el final está cerca, un guiño y el circo habrá terminado.

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