Los intríngulis de la tecnología y su interacción con el hombre.

Los intríngulis de la tecnología y su interacción con el hombre.

fer_y_alex1.jpgBazar_0194.JPGJavier es un tipo solterón, solitario, extremadamente sedentario, muy solitario, bastante neuroticón y gruñón pero también afable y  humano de aproximadamente 50 años de edad, nunca pensó que la tecnología fuera a tener nada que ver con su vida y mucho menos que ésta llegara a afectar su modo de ser, vivir, comportarse y, en resumidas cuentas, socializar. De hecho durante su juventud solía escribir en una vieja máquina Régminton, utilizar exténsiles y abollarse los dedos para que las impresiones llegaran hasta la última semi ahulada hoja y así poder sacar las impresiones de sus escritos. Tuvo su primera computadora, lap top, una Compaq, a los 34 años de edad pues fue cuando se la pudo por fin comprar y conviene decir que en un principio ésta fue una gran herramienta para poder escribir y publicar sus artículos políticos pero hete aquí que con el paso de los años, el crecimiento exponencial de la Internet y el ir conociendo poco a poco un poco más esta valiosa, pero también peligrosa herramienta el atole se le hizo engrudo pues por una breve temporada, hace ya un par de décadas le dio por visitar alguna páginas porno, lo que dicho sea de paso, le echó a perder un par de veces el disco duro de su computadora por la cantidad y peligrosidad de virus que en éste se alojaron, ya ni hablar de los brutales quemones que se llevó, en un principio aún sin saberlo, con sus amigos, conocidos, profesores y compañeros de universidad en su segunda carrera que es la de periodismo, también con los clientes de su pequeño salón de fiestas infantiles y demás infortunados que, por cualquier motivo, razón, o circunstancia, tuvieran la desdicha de figurar en las listas de sus contactos.  Por supuesto que, su mente-corazón, vista como un todo, desde una óptica budista, se encontraba totalmente confundida y lo alejaba, cada día más, del presente y la realidad. Hubieron tiempos en los que tuvo una bella, simpática y gentil novia española, canaria, para mayor precisión, con ella solía intercambiar sendas cartas de hasta catorce hojas tamaño carta manuscritas por ambos lados del papel, no existían, o no se habían percatado de ello, los mensajitos de Facebook, correos electrónicos ni cosas de esas, luego intercambiaron casetes, moda que ella inauguró exitosamente, con sus voces y música grabadas en un aparato casero, no sobra decir que esto le causaba gran emoción y literalmente hablando, aullaba él de emoción por toda la casa, no faltaron tampoco algunas llamadas telefónicas, generalmente en domingo o día festivo y a altas horas de la madrugada para abatir costos y garantizar que se encontraba ella en casa.  Y en verdad que la cosa caminó muy bien a grado tal que ella decidió dar el primer paso, tomar un avión, y venir a México para ver qué se traía el cuatito ese, luego, le tocó a Javier visitar Canarias, fue una experiencia verdaderamente maravillosa pero se le terminaron la visa (tres meses) y el dinero. Cabía la posibilidad de irse a Marruecos, conocer Casablanca, renovar desde ahí la visa y luego regresar, pero no lo hizo, regresó a México y luego ella volvió a regresar, por invitación suya, y ya cuando estaba viendo revistas de vestidos de novia, Javier, vil y gachamente, después de que la digna señorita tuviera bien realizar un pequeño gran berrinche durante el cuál tuvo encerrarse en su cuarto, casi sin probar alimento ni agua,  y eso que no hubo un enfrentamiento, conflicto, ni mucho menos, previo.  Javier decidió terminar la relación regresándola a su terruño con el alma destrozada, esto pese a que sin lugar a dudas, esta dulce y suavemente pícara, pero a la vez discreta, españoleta fue la mujer que más y más intensamente lo ha amado en toda su vida y quizá nunca más vuelva a repetirse el singular fenómeno con mujer alguna. Sobra decir que, con propios y extraños,  el sello del maldito de la película, y de maldito jijo he sú, no se lo quita ni con espátula. Pero en fin, eso él se lo ganó a pulso, no por Internet ni por algún dispositivo electrónico ultra moderno y shick que “El Dios de la Tecnología” haya interpuesto en el camino. verde_intenso1.jpg

Luego, con tumbos, Javier continuó escribiendo sus artículos políticos, pero le encantaba ir a patear el avispero y llevarles la contra a prácticamente todos los articulistas que, en su gran mayoría, aún publican en el sitio web, incluido el propietario y director del mismo, así que un buen día, después de varios años ¡Pum! Sin más ni más, sin siquiera decir “adiós Perico”,  le cerraron el link para publicar, el correo electrónico que tenía en este, y san se acabó, recibió una invitación más por ahí de una gaceta local, el asunto no duró más de cinco meses pues a nuestro protagonista no le gustó la política editorial, así que dio las gracias y punto.  Desde entonces se ha mal conformado con twittear, algunas veces con idea y contenido, otras tantas por irla pasando ahí nomás o para solicitar a su Delegación Política, en ocasiones con éxito y en otras no, la reparación del  alumbrado, público, poda de árboles, retiro de ambulantes y cosillas por el estilo. También le dio por anuncias sus don saloncitos de fiestas infantiles en Google Adwords y en Facebook, no con mucho éxito que digamos en ambos casos. Luego se puso a ver perfiles de mujeres que se anuncian en Twoo, fracaso total, en más del noventa por ciento de los casos parecía que alguien había roto el frasco de las arañas, y en no menos del cuarenta o cuarenta y cinco por ciento, la impresión era de que más que una relación, las mujeres estaban buscando, no con mucho disimulo que digamos, clientes. Se produjo el curioso caso de varias bellísimas mujeres rusas, políglotas todas ellas, que buscaban con gran ansiedad salir de su país natal para irse a vivir en cualquier otro sitio y, da pena decirlo, pero con el primer hombre que se descuidara. Las cartas, salvo una que otra honrosa excepción, parecían confeccionadas con un machote adaptando pequeños detalles y comentarios según el caso. Resultaba que todas estas damas se habían quedado profundamente impresionadas, y enamoradas ( a la segunda carta) del buen Javier, para la tercera sus madres les habían dicho que ese hombre era el bueno, que no lo pensaran más y se fueran con él, ninguna tenía computadora en casa, todas ellas escribían a hurtadillas desde su trabajo, pero en todos los casos, se sobre entendía, contaban con el dinero suficiente para tomar él, o los aviones, trenes, o barcos, necesarios para llegar cualquier ciudad del mundo a donde quiera que viviera su amado galán. ltimo_vuelo_del_Atlantis._2.jpg

El caso de las norteamericanas era distinto, se trataba de jóvenes estudiantes que terminaban una licenciatura, o maestría, en arqueología, bellas artes o algo similar en Egipto, escribían desde el departamento de un amigo que les permitía hacerlo y no tardarían más de dos o tres semanas en estar de regreso en México, en donde residían con sus padres, parece que por el área conurbada al Distrito Federal conocida como “Lomas Verdes” o colonias aledañas. Estas simpáticas y entusiastas jovencitas tenían un pequeño favor “de amor” que solicitarle al buen Javier, su madre requería de un poco de dinero prestado por unos pocos días, no especificaron el monto, pero proporcionándoles la dirección, sus mamás se encargarían de acudir al domicilio del generoso novio cibernético, para conocerlo, darle su abrazo, cariñoso beso y, naturalmente, recoger el sobre con los centavitos. Cuántos mundos, cuántas historias, cuántas estafas y cuántos chascos ofrece a cualquier interesado, y descuidado, ese maravilloso ente mundialmente conocido como Internet, incluso se pueden visitar los desérticos ambientes del Planeta Marte y soñar con la supuesta posibilidad, “real”, de irse de este mundo a poblarlo junto con una hermosa, simpática, culta y jovial secretaria que conoce. Para tratarse de un completo neófito en cuanto a cibernética se refiere, no está nada mal el enajenamiento de Javier.

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