Las tribulaciones de Isidro

Las tribulaciones de Isidro

Gloria GM

20/03/2015

Isidro jaleaba al buey y empujaba el azadón, mientras miraba preocupado los negros nubarrones que empezaban a cubrir el bonito cielo de la villa. Frenó al animal y arrodillándose en la tierra reseca comenzó una plegaria al Señor:
-Dios mío, yo te pedí lluvia para estas mis pobres tierras, pero con mesura, Señor, que estoy viendo que las nubes van a comenzar a llorar pero no lágrimas, sino ríos. ¡ Apiádate de mí, mi buen Dios!
Y santiguándose se levantó y dirigió hacia la humilde choza que les servía de cobijo a él y a su bien amada esposa.
A entrar vio a María afanada sobre el puchero, que reposa encima de la lumbre. Acercándose a ella posó una mano en el hombro de su mujer.
Ella se volvió dedicándole una dulce sonrisa-¿Ya has vuelto esposo? Hoy has dejado de laborar pronto. La cena aún no está lista.
-No te preocupes por eso, no tengo hambre. Estoy preocupado por que el cielo amenaza con descargar toda su furia sobre nosotros. Temo que la cosecha se pierda.
-¡Ay Isidro! ¿Pero aún no te has enterado?-Le dijo María con sorna-Tu no te preocupes, cena y vete a dormir, que la cosecha no se perderá.
-¡Mujer como puedes estar tan segura! ¿Es que acaso Dios te ha dado alguna señal?
-Buen esposo, si alguna vez me escucharas cuando te hablo recordarías que no ha mucho encontré un artefacto mágico-Isidro la interrumpe alterado-¡Te dije que lo quemaras, es un artefacto del diablo!
-Ya, ya-Responde María-Será del diablo pero cuando toco en una de las imágenes  una voz me habla y me reconforta, y esa voz hoy ha dicho: Grandes nubes de tormenta cubrirán todo el cielo de Madrid, pero por desgracia todo quedará en agua de borrajas.

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