Solo él sabe adónde fue tras abandonar nuestro lado. Le vimos por última vez tratando de parecer feliz, buscando en su rostro una mueca afable para hacernos pensar que se iba sin dolor en su alma, tratando de mitigar la pena en nuestros corazones. Le vimos respirar por última vez casi de manera imperceptible. Una inspiración profunda seguida de una abrupta expiración. Sin ruido. Sin miedo. Una demostración de que hasta el último instante iba a ser el de siempre; un buen hombre. Nos veremos papá.
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