– Bienvenidos, una noche más, a Reinos Salvajes. Hoy nos acompaña la única persona en el mundo capaz de comunicarse con los frailecillos. Explícanos en pocas palabras, Helen, dónde comenzó todo.
– Pasé años preparando mis ojos para aquello, pero no sirvió de nada. Me mareó la limpidez de sus figuras. Me arrastró su perfección.
De pronto, advirtió uno mi presencia, y hacia mí otro se giró:
«Llegas una vida tarde, pero tarde marcharás
fuiste ave en el atlántico; una vástago del mar»
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