Vivo rodeado en esta cuatro paredes con una ventana mirando al bosque, postrado en una silla, con la parca respirando tan cerca de mí; lo que daría en mis años de juventud por viajar más, pero aquellos días el entusiasmo no salía más allá de un parque de mi infancia; me concentraba en todo menos en viajar; pero mi querido nieto me regaló su pequeña portátil, con el cual navego por Internet aquellos lugares que nunca visité, viajando con cada clic, le doy al vuelta al mundo y soy feliz.
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