Viajar a la madurez deja muchas experiencias, pero nunca te prepara para el desamor.
Aún con la sabiduría duele el viaje a la vejez; duele, porque esta cargado de incapacidad, necesidad, incomprensión y saturado de indolencia de quienes amas.
Llega el día cuando sus amados deciden dejarlo en un hogar geriátrico, donde lo cuidaran sin amor hasta su último suspiro.
FIN
El viaje que aún no he hecho (2ª edición)
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