A lo lejos se veía el atardecer, el sol parecía sumergirse en el agua dejando ver ligeros tonos de naranja y amarillo con un sutil azul en el cielo, el agua cristalina se movía en calma, el viento acariciaba nuestros rostros mientras nuestros labios chocaban haciendo de ese el mejor viaje de mi vida.

Pero abrí los ojos, no había atardecer. Fue cuando recordé que tú ya no estabas, moriste antes de cumplir los 18 años y yo me quedé con un viaje bien planeado pero nunca realizado.

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