Siempre me he preguntado que pasa por su cabeza mientras mira por esos cristales que dividen casa y mundo.
Puede que se imagine llevando una maleta, 30 años atrás, dirigiendo su destino a cualquier otra parte. Imagina como pudo ser y no fue. Podría haber estado en Ítaca o, recorriendo las calles de Nueva York con esa viveza tan suya.
El tiempo pasó y, el destino forjó para ella una vida diferente. Quizá no fue la vida como planeo, pero otras fuerzas la ataron aquí.
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