Se giró para despedirse de aquel paisaje que había sido el escenario de su vida. Observó las montañas que tantas veces soñó escalar, para ver que había al otro lado, mientras un suspiro recorría su cuerpo entero. Cuando retomó su camino hacia el futuro ya no quiso despedirse más de aquel valle, no volvió más la mirada.
El asesino le esperaba agazapado en la sombra de un portal. Cuando pasó a su altura clavó el puñal en su espalda con decisión. Y su futuro quedó tendido en el suelo para siempre.
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