Mi amigo Saúl viaja con un alma y memoria inmensas . Esperamos sus memorias para viajar con él. Un día montó a camello y voló en globo.
Mi hijo Juan Pablo, también con alma y memoria de 7 años, inmensas, e ilusión para viajar sin viajar, ubicó en el mundo el sitio, mientras yo descargaba fotos impresionantes. Leyó sobre Turquía y calló.
Poco después haciendo tareas escolares, dibujaba «el día de la felicidad».
Sentí que quería ir o que había ido, no sé si con Saúl o con Juan Pablo.
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