Soñaba luna oscura y sediento
me detuve entre las estrellas afianzadas ante su irradiante brillo;
preguntaba a los demás viajeros que si había yo muerto;
pero solamente señalaban el vasto universo.
Me daban calurosa bienvenida a un lugar que,
asombrado e inefable,
deduje como el lugar donde «Él» está.
¡Todo es paz y todo me gusta demasiado!
No sé qué es, qué significa;
mi cuerpo se consume por estrellas fugaces que claman felicidad eterna.
¡Calma, que no has muerto,
me dice una voz tranquila!
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