Tan volátil y etéreo ese centro de creación donde los límites no existen y no necesito visa, pasaporte ni trámites de ninguna clase para hacerlo; ese viaje pospuesto, planeado, esperado, soñado, en un movimiento incesante que no permite ajustes de ningún tipo y en el cual el equipaje sobra porque da igual hacerlo dormido, despierto, desnudo, vestido, saciado, o hambriento.

Así es ese sagrado viaje de mi vida. Cierro los ojos, los abro y siempre es un comienzo. no acabo nunca de hacerlo.

CHELORE

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