Me entretengo imaginando el encuentro. Estoy anclada en la idea de este recorrido al origen. Dos alas se interponen ante mis ojos y me dejo ir hasta la casa soñada. El olor de sus axilas horada mis recuerdos y puedo sentir lo grandioso del abrazo maternal. Hace cinco años que soy una extranjera. El frío hiela mi identidad y reconozco mis afortunados días en este otro país. Puedo rozar la quietud. Siento su ritmo. Pero, no hay tregua. No hay sueño más genuino que el viaje de regreso a casa.
OPINIONES Y COMENTARIOS