Querida Laura,

Hice tu maleta como me dijiste. Guardé cuidadosamente los planos y las guías dentro de la cremallera, como querías. Pasé por la agencia para confirmar todos los servicios.

A las doce en punto, estaba en el andén.

Esperé.

Como el tren no tenía la intención de hacer lo mismo, decidí emprender un viaje diferente. Fui rápidamente a la consigna para escribir esta carta y dejarla dentro de tu equipaje.

Unos minutos después partí -repleto de recuerdos- acompañado de tu ausencia.

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