Cuerpo amarrado, alma sin límites.

Cuerpo amarrado, alma sin límites.

Libertad. Soñaba con poseerla tanto, que la piel obstinada la exigía aun cuando el látigo surcaba trazos imborrables en ella. La sangre lloraba; la impronta solar sufría la perenne esperanza. Mas la joven insistía en ser ave europea. Con frenesí tiraba de las cadenas, y lastimaba la tierra con su alma. La armonía del castigo era inexorable.

Un ultimátum. Lo rechaza. Antes del trazado final, un ruiseñor la contempla. Canta por su temprana muerte injusta, y da paso fiel a la existencia volátil.

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