Te dije cuando detectaron mi cáncer, que no quería morirme sin visitar París.
Ansiaba pasear por el barrio latino, Montmartre, los Campos Elíseos o Versalles, visitar la Torre Eiffel, Notre Dame o el Louvre.
Quería callejear sin rumbo o simplemente navegar por el Sena.
Pero me dijiste que era una tontería, que Madrid no debía envidiar a París.
Y ahora, tú que lo fuiste todo en treinta años, no estarás a mi lado en esta aventura al traicionarme con esa chiquilla.
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