Ese olor a frío. Y esa suave brisa que sentían mis oídos. Era el notar la lluvia, acariciándola con mis dedos, y notar su beso en la humedad de mi pelo.
Cerraba los ojos, disfrutaba del aroma. Ese halo de nieve, tierra mojada y risa de niños que me acunaba. Ante mí, montañas encantadas que a un lugar mágico te llevaban. A mi lado, un agua helada con su superficie de hielo. Donde mirara, vida, y los ancianos árboles, hermosos y cargados de misterio.
Esa melodía que era el susurro del viento.
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