I

Aire, quietud de luz

densa atmósfera.

Caída la lucha

vuelto el rencor a otro cielo

intenso

y lleno de tiempo.

Aire, moviéndose.

Espejo de dudas que traen,

que dejan ver

lejos

desnuda tierra,

inmenso fuego.

II

Desdoblándose entre huecos,

en silencio,

abandona una cárcel de hastío.

Avanza en cada fuga,

crece en otro sitio.

No esquiva el desafío,

no pretende,

no persigue.

Ya es otro,

nuevo, libre,

él.

III

Rozando los lugares

como miradas suaves,

como sencillos gestos.

Suspirando.

Viajando en detalles

como rubor.

Con cada nube,

cada mensaje,

cada rincón.

Dejando

trazos de vida,

lazos de paz,

viajes, prisas,

pedazos de pan.

IV

No es desde la bruma,

carece de esa voz.

Regresa de sombras

de entresijos sin amor.

No vuelve, no descubre

si es aquello,

o si hay dolor.

No quiere, no siente

si es acierto

o si hay error.

Sabe que llega,

que sigue, que espera,

que vive,

que es hoy.

V

Bosque helado

el que esconde ese tiempo.

Dique atroz

el que te limita.

Cruce de alas,

grito,

y cruda entrega.

¿ En qué vida ?

¿ Con qué nombre ?

¿ Qué realidad ?

VI

Hay piel y caricia,

brisa en la plaza

y un banco en la sombra

que dice esperar.

Y hay gentes que vienen,

que vuelven, que huyen,

que bajan y suben

sin nunca llegar.

Hay dulce en la tarde,

susurro en la calle,

la espera en la piel,

el tiempo que fluye.

Los otros que corren,

que creen que descubren

que es hoy otro lunes

igual, después.

Más hay piel y caricia

tierna y desnuda que gira,

con agua de ojos encima

por si te quieres quedar.

I

Dedales barnizados traen
secretos que urdimos amando
peligros cruzados ardiendo
el alma
ligero equipaje sereno
de calada hermosura
que fluye, abrupta
entre el sendero del agua
y el corazón lleno.

II

Druidas silentes vigilan,
rendidos de amor y deseo,
el cauce secreto de tu risa.
De la quietud emerges
vacilante y etérea,
líquido embrujo voraz,
incienso imposible,
raíz de jugo guardado
con nubes de almíbar
en besos olvidados.

III

Trazos de miel suave,
briznas de azabache,
candombe en la madrugada.
Vienes cubierta de llantos,
heridas de lejos,
amores negados.
Labios
promesa cruda de misterio
y temor,
racimos de edad cadente,
labrado signo de amor
anudándose en noches de hielo.

IV

Rasgado el telón que cubre

un vacío descarnado emerge

simple y fugaz

la llama de la verdad.

De nada sirve oponer otras máscaras

que agredan lo que es puro.

Avanza en cada instante

en la quietud, en el aire.

Dolor como sed consumida

que renace en la herida del destino.

Valor primitivo y noble,

ardiente.

Crudo ropaje, rota la risa,

sin equipaje.

V

Enredadas sombras que huyen

descalzas

sobre espinas de hielo

versos que brotan urgentes

desde penumbra

crece, oscuro mar doliente

con largo murmullo desnudo

y arde en escorzos hirientes

de fuego voraz

anhelando vida

lánguida, verdad que cierne

el desenlace.

VI

Desde el lunar de la sed

desliza tu risa ardiendo

de luz violenta y hechizo

entre susurros

lanzados con niebla y placer.

Camino de sensual danza del viento,

de líquido atisbo

hendido en el tiempo.

VII

Vertida fuente de dudas

que abraza ese rito antiguo

de fuego bailando.

Desierto abrasado que siente

la vida creciendo.

Híbrido bosque de láminas

que huye

venciendo miedos,

abandonos de falsa espera,

débil sonido,

tímida pena.

I

Dejo entrar tu recuerdo como un gemido,

una entrega de luz penetrante,

una extraña esencia de misterio oculto.

Desde un laberinto de puñales

cruzas ardiendo para alcanzarme.

Repaso tu cuerpo atado,

derribo defensas, heridas, trajes.

Encuentro mi ser que huye de mí

dentro de ti.

Y soy tuyo.

II

Camino lento,

en el pecho una duda,

en los ojos lágrimas heladas.

Camino oscuro,

en las piernas el miedo,

en la boca la rabia.

Camino tenso,

en la espalda el peso,

en las manos la nada.

Camino incierto,

lejano todo rumbo previo,

el corazón palpitando,

el aire como dagas.

III

Traes la vida de un volcán,

la sangre agitada y urgente,

sincera la risa,

la palabra vulnerable,

carácter de duro metal,

el corazón salvaje.

Traes la lucha y el dolor,

la caricia reclamada,

el coraje.

Traes el sí, traes el tal vez,

y el presente te reclama.

IV

Suave mirada que grita

desliza su paso

hechiza

acaricia

con aire limpio.

Equilibrio extraño en el aura

en las manos

los ojos vivos

los pies descalzos aun.

V

Vuelvo a buscar el lugar

recuperando el giro,

liberando desde dentro.

Cruzo,

descubro que soy

pese a todo

sigo.

Encuentro tu luz

impulsando

vivo.

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