Amada mía

Cuán doloroso es no tenerte.

Mi corazón quebrantado está,

Siente mi alma tu ausencia.

Me Siento morir de pena.

Mis ojos hundidos,

En un mar de lágrimas;

cansados, exhaustos, de sufrir,

lloro mi pérdida.

Menoscabo está mi vida;

No hay consuelo;

Mi espíritu está de duelo.

Siento un dolor inmenso,

Mi pecho está pesaroso;

Siento que mi mente me falla.

Mis brazos te buscan

Quieren abrazarte,

Acariciar tu cuerpo desnudo,

Pero no te encuentran;

Nadie semejante a ti

Amada mía.

¡Oh! Amada mía

Tú que eres: «la luz de mis ojos»

Satisfacción de mi alma,

Cuán lastimoso es no volver a verte;

Frustrante es no hallarte, en aquellos lugares

que solo eran nuestros.

Nuestro nido de amor,

está frio y solitario,

Duermo solo,

Mi tálamo no despierta de su duelo.

Mis labios apetecen tus labios,

No hay mujer en el mundo,

Que condesciendan mis deseos,

Aquellos besos que me pierdo,

Cada día que no te encuentro.

Es tarde ya… eso lo sé muy bien;

Todo fue mi culpa,

No te valoré.

Eras mi tesoro,

Lo mal gasté,

Lo he tirado aquella vez de locura humana,

que decidí marcharme con otra mujer.

Hoy vuelvo a buscar mi tesoro,

que lo he tirado a la banquina del desprecio.

Una y otra vez lo busco,

pero no lo encuentro.

Decía yo en mi demencia:

Que eras nada,

Que no me hacías falta.

Deseche tu amor,

Creí tener todo lejos de ti,

Más solo eran, vagabundos pensamientos vanos,

De un mortal picaflor.

He dado tantas vueltas;

Al fin volví;

ya era tarde;

pasaron siete años,

Tu no estabas más allí.

Tu madre con llantos en los ojos,

Y con labios trémulos dijo:

¡Ella ya se casó con otro!

Amada mía

cuán doloroso es…

no poder escucharte decir que me amas,

de mis labios no puedo quitar el: «amada mia»

Inapropiado es ya…

Decirte: ¡amada mía!

Ya que no eres más mi amada,

Perteneces a otro.

Justo es Dios

Justicia hay en la tierra

Justicia hay en el cielo.

Imploro perdón, a Dios y a ti.

Lamenta todo mi ser,

escasamente vive mi aliento;

Desolado y perturbado estoy;

Amargamente late mi pulso.

Cuán desagradecido fuí

Con el amor de mi vida,

Con mi amada,

Con mi cielo,

Con mi luz.

Hoy entiendo aquel viejo dicho de mis padres:

El hombre no sabe lo que tiene

Hasta que lo pierde.

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