Te voy a contar la historia de una niña. Una niña cuyo cuerpo creció, pero en el que su corazón guardo intacto su inocencia, por eso, una vez escogía amar, lo hacía de forma incondicional.
A veces, pensaba en su amado y lloraba. No porque estuviera triste, si no porque su alma explotaba de satisfacción. Un día, mientras en el pensaba y en sus ansias por verle, de sus lágrimas apareció una estrella para decirle que su corazón se marchitaba, y que cierto día iba a morir.
La muchacha, confusa, quedo en silencio por un tiempo y fingió haber soñado esa realidad, pero bien sabiendo que era cierta se preparó.
Cuando llego el día, apenas durmió, y al despuntar el sol se levantó, beso a su madre, escribió para ella y se preparó un baño perfumado y lloro. Cuando el agua empezaba a estar fría, aun no eran las 8.
Pronto para que su amado estuviera despierto, aun así se vistió y empezó a caminar hasta su encuentro.
Por el camino tenia sentimientos encontrados; se sentía pletórica porque todo lo veía hermoso por primera vez, pero atemorizada por lo que ya jamás podría observar;
sus ojos marrones pestañear confusos, sus bonitas manos, la graciosa forma de su nariz, el olor de su piel, el sabor de sus besos…
Cuando hubo llegado a su destino, apenas veía de lo hinchados que tenía los ojos, pero se dio cuenta de que su amor aún dormía.
A él no le gustaba sentirse agobiado por el cariño de la muchacha, sabiendo eso, ella espero paciente. Cuando a los minutos el apareció, pese que a ella le parecieron horas, sonrió confuso, pues no entienda el pesar de su mirada. Después de un beso, de los que no se olvidan, ella le tomo de la mano y le dijo que quería regalarle el día perfecto.
Y lo tuvieron.
Hicieron el amor… Y a la noche él se rindió al sueño.
Ella no, pues sabía que quedaban apenas minutos para que la muerte se la llevara, y quería escudriñar cada rincón de ese hombre que la enloquecía. Empezó a notar frio, y se abrazó a él, él se despertó ligeramente, la beso y le recordó que la quería, ella correspondió.
Cuando apenas le quedaba pulso se aferró a él lo más que pudo, y murió esbozando una sonrisa pues, ¿que mejor que morir al lado de quien amas?
Cuando el despertó y noto la rigidez del cuerpo de su amada, palideció casi tanto como ella, al abrazarla, noto el arañazo de un papel.
Ella, sabiendo su pronto final, le dejo escritas todas las poesías que él le habían inspirado, y todas, sin excepción, acababan con un TE AMO.
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