Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid

Aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid

PRÓLOGO

Párense, párense un momento. Van a leer un libro de poesía, Una poesía sencilla y nada pretenciosa. Una poesía que cualquiera puede leer, entender y disfrutar. Una poesía de vida, de cosas que a todos nos suceden. Cosas que nos enfadan, que nos gustan, que nos relajan. Amores que fracasan, amores que triunfan. Al fin y al cabo experiencias. Pero antes de empezar quiero contarles una historia. Esta es una historia totalmente verídica, que ocurrió en mi cabeza. Imagínense una gran fábrica. Una fábrica enorme, con chimeneas altas que expulsan un humo denso que se pierde entre las nubes. Esta no es una fábrica cualquiera, es la fábrica de la experiencia. En esta fábrica se crean productos, unos productos preparados para funcionar, hay de muchos tipos, muchísimos. Todos ellos cumplen una función en nuestro mundo. La experiencia los ha creado para algo y están determinados para cumplir su misión. En mi caso, al darme cuenta de esto, me sorprendí, pensé y ¿para qué estoy yo aquí entonces? ¿Cuál es mi misión? Rápidamente me di cuenta que estaba aquí para pensar, la experiencia me había hecho un pensador. También me di cuenta que pensamos por estímulos, situaciones o cosas que nos pasan en el día a día. Pero claro si esos estímulos también están producidos en la fábrica, son estímulos predispuestos a hacerme pensar y en última instancia, esos estímulos van a guiar mi pensamiento a la fábrica como causante de todo. Cuando comencé a recibir estímulos hice un gran esfuerzo por pensar, por comprender el porqué de las cosas. Pero cada vez que creía llegar a una respuesta me daba cuenta que la respuesta era la fábrica, todo lo que me cuestionaba era gracias a la experiencia. Cada cosa que me cuestionase llegaba al mismo fin, todo había sido creado por la experiencia. Por lo tanto, pronto me di cuenta que nunca hallaría las respuestas, nunca conseguiría saber el porqué de las cosas, porque la verdad última era mi propia existencia, yo existía gracias a la experiencia. Cuando descubrí que la mayor verdad a la que podría llegar era mi existencia, tuve dos opciones, continuar pensando hasta desacreditar mi propia existencia y desaparecer o dejar de pensar. Desde aquel día decidí dejar de pensar, dejar de plantearme las cosas y actuar, dejarme llevar. Pasé de cuestionar estímulos a disfrutarlos, por eso escribí estos versos:

¿Qué es el arte?

No lo sé

¿Por qué lo hago?

No me lo cuestiono, tan solo escribo.

Si me lo cuestionase perdería tiempo de escribir.



DOMINGO

Veo el charco desde la cama

Con la puerta entre abierta

Y la estufa a tope.

Resbalan cálidas brisas sobre mi rostro.

Y me arropo.

Borbotean las gotas

Paso la página

Me agoto.



PRINCIPES Y PRINCESAS 2.0

Los amaneceres son ya de segunda mano,

los usaste junto a mí y ya no los disfruto.

Ahora soy más de atardecer, de noche,

de soledad al borde de la lámpara y café del malo;

de princesas sin corona que solo buscan un polvo con el sapo,

de finales tristes donde las perdices no acaban en la cazuela.

Las princesas son más de coronitas que de coronas y los príncipes buscan un match que no llega.

La banda sonora a cargo de Eric Clapton y los mensajes ya no se envían en botella.

Las botellas solo sirven para difuminar tu recuerdo o al menos el malo, aunque el malo siempre fui yo Eso está claro.



NOVELA DEMOCRÁTICA

Fantaseó toda la noche,

fantaseó con lo real,

con el poder magnético de la palabra

y lo inverosímil de la vida misma.

Lo oscuro del texto,

lo siniestro del personaje

y su pluma clavada en el sueño.

Padeció cada una de sus creaciones,

vivió, murió y regresó a la vida

como un invento sagrado.

Perdía el tiempo fantaseando

con lo debidamente real,

con el antojo de una sociedad ya perdida,

con el profundo sueño de un asesinato

que jamás ocurriría,

que nunca tendría lugar,

ni si quiera en el más bello de sus sueños.

Una cabeza social que jamás rodaría,

una cabeza ya corrupta, corrompida

y demacrada por el paso de una democracia obsoleta,

falsa y desmentida.

Pero continúo soñando con lo real,

jamás sobrecogió su ánimo

hasta el día de su muerte.

Momento plácido, silencioso

y con la sensación de renacer

de algo nuevo, idílico y L I B R E .



UNA IMITACIÓN MARAVILLOSA

Suaves caricias, inocentes,

brisa fresca y calor.

Voces lejanas,

tenue luz

y un reflejo.

Largas las piernas socorridas por mis manos.

Una farola

y un reflejo en el cristal;

tristeza en una sonrisa

y calma en la más cuerda de las locuras.

Fuerza y gritos de pasión,

arañazos y desgarros de amor,

violencia desmedida

calor, sudor, dolor,

un reflejo de humilde perversión.

Descifrando el código de tus besos,

el manual de tu corazón.

Mis lágrimas de perro

y tú dibujándonos.

Sólido el pincel

en tu mano temblorosa.

Desnuda la pluma

recorriendo tu cuerpo.

Trazos, mentiras y recuerdos,

el más sublime de los reflejos

el más hermoso de todos ellos.



S´ESTACA

Sentado frente a ese reducto,

sumergido en el recuerdo de otra época.

En un lugar y un instante donde el tiempo no acecha,

donde la mano del hombre no extiende su sombra,

donde la inmensidad de lo más profundo

descansa sobre un lecho de casas blancas.

Allá donde rompen las olas

Tan sencilla y ligera como un suspiro

recitado por los colores de un último atardecer.

Así acariciaba la brisa mi rostro

desnudando lo más profundo de mi ser.

Y dibujar con mis manos

un perfecto ideal,

donde sentarse a escribir

mirando al mar.

Allá donde rompen las olas,

allá donde descansa la pluma.

¡El papel junto al sedal!




EFÍMERO

Una sonrisa al borde de la piscina

Una mirada

Una caricia

Olor a césped recién cortado

A tormenta de verano

A cerveza fría.

Sabor a gazpacho

A barbacoa

A helado de lima.

Un beso robado

Una verbena

Y una chaqueta fina

Momentos, Instantes, Sensaciones, Lugares, Personas, historias.

Efímero y volátil.

El diente de león airado por el deseo

Una promesa incumplida

Una siesta interrumpida.

Efímero

como la vida misma.



NICANOR NI FRÍO (Al antipoeta)

Ya no vale tu lenguaje amigo.

Ahora ya es irreal, ya no se lleva.

Ahora es idílico, bucólico, placentero, grato,

delicioso, encantador,

ideal, paradisiaco.

¡Ahora es poético!

De nuevo se alejaron.

Se volvieron a perder en su burbuja.

Volvieron los poetas al Olimpo.

Se regeneró la brecha que escupió tu poesía.

Y el hombre perdido repite Im loving it.

Destapando la felicidad.

Sin saber lo que esta significa.



LITERATURA ANATÓMICA

Quiero leerte

Leerte entera

Sin comas ni pausas

Sin métrica.

Quiero recitarte, susurrarte.

Hacer poesía de tus curvas

Tocar la tecla y perderme entre tus versos.

Que no haya puntos, ni siquiera aparte.

Pasarnos el canon por el forro de los cojones.

Decir a los catedráticos que la poesía no tiene reglas

Leernos, leernos de cerca.

Jugar con la metáfora y con la lengua

Bailar entre el teatro y la novela.

Definirnos.

Definirnos es matarnos.

Los libros a la hoguera.



AUTODESTRUCCIÓN

Es una cascada negra de sombras.

Desliza su perfil ladeado

Sobre la silueta del arte.

Se pierde en el negro

De tu mirada cansada,

Abstraída mientras tomas notas

Sobre un papel mojado de lágrimas,

Empapado.

Descansas en otra habitación.

Este pasillo no hace parada en tus besos,

Saluda desde la ventana de un tren en movimiento;

Como tú, imparable.

Ataste fuerte los cordones

Y pisaste sobre el cadáver de lo que nunca fue.

Apuñalas el papel con tus palabras.

Asesina del personaje,

Lastimas al protagonista,

Sin ser este quién escribe el guion.

Tan solo camina por tus palabras,

Equilibrista de tus versos,

Superviviente en tu isla.

No te lastimes,

Tú siempre fuiste la protagonista.



PRECIPICIO

Al borde del precipicio, ahí es donde nos gustaba jugar, buscarnos…

Tan cerca que podría morder tus labios.

Tras esa fina línea que separa tu pintalabios de tus ideales.

Entre la cordura y tu sonrisa.

Entre tu acierto y mi fracaso.

Arriba o abajo, eso nos daría igual.

Entre sostener tus muslos y pedir perdón.

Y la ruleta sigue girando, se pierde entre el rojo y el negro y siempre gana la banca. Aquí perdemos todos.

Movimientos torpes que desaparecen entre nosotros en la contienda entre dos mundos.

Avanzamos salvajes apartando rencores, desgarrando mi camisa y tus piernas.

Suena rock y estallamos a bailar.

Nos fundimos como una bombilla vieja

Apagamos la luz y exhaustos soñamos con no volver a vernos más.

La mañana nos recuerda lo inútil de nuestros intentos,

la violencia de esta adicción.

Los focos de un escenario,

una canción añeja y las fotos sobre la repisa.

Parecemos dos novatos, dos locos, dos…

Pero solo parecemos y perecemos.

PUTAS SOMBRAS

El cigarro continúa encendido, aunque hace tiempo que no lo toco, de fondo suena “se me olvido que te olvide“ del Cigala con un viejo cubano con cara de paseo por el malecón.

La noche se hace larga y es inevitable acordarme de ti.

La sombra de una lámpara low cost alumbra la habitación y las paredes blancas hacen el resto.

El ambiente es cálido, aunque hace frío y el humo del tabaco hace que me piquen los ojos.

El sueño me esquiva, yo corro pero el siempre gana; hay que saber perder así que me resigno y busco cobijo en el papel.

Es domingo y los domingos son para los arrepentidos y los canallas. Las sábanas aun huelen a sexo y ni una llamada desde que te fuiste, tampoco la espero, supimos vivir el momento y decir adiós.

Suenan las teclas del piano de la experiencia y mi mirada se fija en el saxofón colgado tras la puerta, me encantaría saber tocarlo, pero nunca se me dieron bien los instrumentos.

Las gafas se me empañan del sudor que me provoca pensar en ti.

Mañana es lunes y yo vivo anclado al sábado.

Nunca se me dieron bien los instrumentos pero si las palabras, aunque parece que tú me las robaste.

Son las 3 de la mañana de un domingo y empiezo una cerveza, los domingos son sobrios, pero algo cambia hoy, no es tu ausencia pues hace tiempo que renuncié a ti.

Parece que la habitación se hubiese trasladado a la calle de Sabina, al número 7.

Las paredes me niegan una respuesta que tu tampoco supiste darme y la imagen del puente de Triana me recuerda que ya estamos muy lejos.

Poco a poco las luces pierden su esencia.

La habitación se llena de sombras desde que no estás, me persiguen como atadas a mi espalda, cadenas de recuerdos.

Se me ha olvidado bailar y envidio la llama del mechero que se contonea impulsiva ante tu recuerdo.

Rubias frías al atardecer con la mirada fija en la frontera de nuestros corazones desnudos sin nada que ofrecer.

Rubias calientes y sábanas tendidas que te hacen regresar.

Un teatro añejo con el telón raído y dos personajes exhaustos, borrachos de ficción que ya no son protagonistas.

Suena “The partisan“ y me reconstruyo, aunque apenas dura unos minutos.

La estufa no calienta este frío y la manta no oculta la verdad.

Tirar de ella sería mentirnos, un suicidio pactado, una muerte dulce y cálida que los dos deseamos, matarnos una vez más. Nos niegan nuestra verdad o quizá solo sea la mía. Ya no entiendo de verdades y mentiras, huyo del engaño y me doy de bruces contra el espejo.

La nieve cubre ya nuestra historia con su manto y el alcohol disimula este frío que cala, que te endurece y a veces te hace temblar.

Un último trago a la cerveza y una canción de despedida.

Decir adiós es fácil en una noche tan fría.

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