Miedo
La voz se ahoga en la garganta,
dejando mudo un grito de silencio,
tiemblan los huesos por dentro,
culpa de la incertidumbre hallada.
Intuye el peligro el oído,
los ojos no logran ver nada,
no se escuchan sonidos,
todo lo envuelve la calma.
El espacio parece infinito,
aunque las paredes estén cercanas,
el corazón encogido,
y la respiración, acelerada.
Pesadilla
Infinito el abismo a los pies abierto,
la oscuridad lo tiñe todo de negro,
un escalofrío recorre todo tu cuerpo
y un vértigo repentino al no sentir el suelo.
Infinita caída hacia el abismo,
la gravedad no existe, solo el vacío,
nada que frenarte pueda en tu camino…,
Parece tan real, pero solo un sueño ha sido.
El lienzo de la muerte
Como en un cuadro
pintado en negro y blanco,
su piel teñida de plata
aportaba un punto de luz apagada
que la forma de su silueta dibujaba.
Destacando en las tinieblas del lienzo,
solo un toque de color bajo su cuerpo,
el rojo de la sangre desparramada.
Llamó la muerte a la puerta
vestida de traición y engaño,
aunque no la pilló por sorpresa
que se hubiese puesto por careta
el rostro de aquel que fue su amado.
Infierno
El crepitar de las llamas
acuna el silencio reinante
en la oscuridad vacilante
que, intermitente, se enciende y apaga.
Sombras se mueven sin prisa,
deslizándose por la sala,
como un soplo de brisa,
frágiles y delicadas.
Recuerdo son de lo que fueron,
a su suerte abandonadas,
caminando entre el fuego,
que no puede tocarlas.
Pasan la eternidad infinita
en ese lugar encerradas,
claramente aburridas,
melancólicas y solitarias.
Noche de criaturas
Cuando el sol se oculta
salen las sombras a bailar
bajo la luz de la luna
que las quiere alumbrar.
Canta alegre un fantasma
una canción de cuna,
acompañado a la flauta
por una hermosa bruja.
Bailan y bailan en la noche
todas sus criaturas,
bebiendo vino y ponche
y picando aceitunas.
Sentado en un porche
un vampiro bebe solo
y, para entretenerse cose
a su capa un nuevo forro.
Cantando canciones de amor
se encuentra un hombre lobo,
gritando a pleno pulmón
hasta dejarse los bronquios.
De fiesta pasan la noche
todas sus criaturas,
cantando y bebiendo ponche,
y un cóctel de aceitunas.
Mala suerte
Vivía en una casa
con forma de escalera,
pero no le importaba
que mala suerte esto diera.
Había abierto el paraguas
a modo de cabecera
al inicio de su cama
para que sombra tuviera.
De trozos de espejos rotos
estaba el tocador hecho,
con un trece de oro
como lámpara de techo.
Y para completar su fortuna,
tenía un gato negro,
con ojos color de luna
y un collar de terciopelo.
Vampiro
Esperando entre las sombras a su víctima,
el precio a pagar por la vida eterna,
su destino, una condena
que, de haber podido, cambiar querría.
El sacrificio no merece la pena,
de la sangre de otros se alimenta
por haber perdido la suya propia,
viéndose como el malo de la historia,
solo por ser una criatura hambrienta.
El líquido rojo cae por sus dientes,
incapaz de contenerse a su instinto,
señal de un crimen reciente,
que por supervivencia ha cometido.
En triste soledad vaga
ese al que llaman vampiro,
sin poder hacer nada
para cambiar su sino.
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