mi novio me cambió por un huerto

mi novio me cambió por un huerto

laura sala

05/07/2018

automatismos

Solemos discutir en la cocina y reconciliarnos en el salón.

Los verbos relativos a cocinar nos ponen violentos.

Cortar, pelar, triturar, amasar, picar, freír, trocear.

Yo tiendo la ropa y tú picas las verduras.

Cae agua del balcón de arriba y no quieres que cuelgue tu ropa.

Yo sigo. Tú fileteas el pescado y te irritas.

Yo extiendo tus manías. Fríes y te alteras un poco más.

Pienso en buscarme otro piso, otro novio, fantaseo en otra vida con perro.

Luego pasamos al salón y me pides un beso.

Te digo que no me gusta el gruñón que hay en ti

y tú me dices que no te gusta la hippy que hay en mí.

Aún así, nos besamos.

Los verbos relativos a relajar nos ponen dulces.

Comer, sosegar, digerir, descansar, disfrutar, reposar, dormitar.

Después te digo que a veces me gustaría encontrar a alguien

y tú me pelas el caqui.

Me gusta que no hagas caso de mis sandeces

y te tomes la infusión embobado en una peli de James Bond.

love will tear us apart… again

Cuando estás enamorada te coges de la mano

y bailas en medio del escenario

Andas con tacones y no corres

Te hace cosquillas la barriga

y se te humedecen los ojos al hablar

Duermes de lado y casi no sueñas

Y si sueñas, es real

Nada es mejor que tu vida

Cuando no estás enamorada levantas la mano

y bailas en el pasillo de casa

Andas con chanclas y corres descalza

Te hace ruido la barriga

y se te cierran los ojos al escuchar

Duermes del otro lado y sueñas mucho

Y lo que sueñas no es real

Nada es mejor que tu sueño

miseria

La miseria huele a lejía

A necesidades fregadas

A sueños desinfectados

A deseos higienizados

La miseria no tiene fronteras

No sabe de letras

Es una lumbre que caldea

Niños que lloran

Medicinas inodoros y necesidades

Pelos sucios con mechas rojas

La miseria son habas garbanzos y pucheros

Ollas hirviendo

Patatas asando

La miseria es bajar a la huerta

Y vestirse de fiesta de uvas a peras

semanales

Suelo enamorarme de lunes a viernes

los sábados y los domingos pongo en orden lo que siento, si siento

por eso no sé qué hacer con un miércoles festivo

por vivir

Para mí la experiencia es una mano grande

que me acaricia el pelo y me dice que no es nada

mil millones de años más

Solo espero que dentro de mil millones de años,

si nos encontramos por casualidad en la calle

y yo llevo un vestido blanco,

seas capaz de aplastarme contra la pared para besarme,

como hiciste ese día en que una niña se nos quedó mirando,

entre asustada y ruborizada.

Me besaste y al cabo de un rato vi como ella

aún se volvía a mirarnos a ver dónde estaban tus manos.

Y estaban con las mías.

Solo espero que cuando tenga barriga

y un bebé en los brazos,

o cuando lleve trenzas

y el corazón desamparado,

y tú haga mucho tiempo que ya no estés a mi lado,

seas capaz de aplastarme contra esa pared.

Y una niña se vuelva a mirarnos

columpios sin niñas

Hay días en que cogerías un montón de sentimientos

y los guardarías en una de esas bolsas de olor

que se ponen entre la ropa limpia,

con el cambio de armario.

Para cogerlos en esos otros días

en que atraparías otro montón de sentimientos

y los tirarías en una bolsa de carne congelada

sábanas mojadas

Es cuando se llena la luna

que se vacía el alma


mi novio me cambió por un huerto

Prefirió regar tomates a mojar labios

cultivar ajos a colonizar brazos

plantar patatas a encajar sexos

sembrar pepinos a derramar caricias

duele

La primera embestida de tu sexo contra el mío

Las contracciones y las contraindicaciones

La mirada de tu novio a otro escote

La envidia de una amiga

El chantaje de una madre

Que te dejen en otra ciudad

Duele también

Beber solo

Morir solo

Estar solo

Sin quererlo, duele también

Los finales

Las excusas

Las peleas

Cada una de las alegrías arrebatadas

Cada una de las tristezas no compartidas

Que te aprieten una teta

Que te arranquen los pelos

Que te pellizquen el culo

Duele también

Una mirada compasiva

Una palabra acusadora

Una caricia al por mayor

Duele, sí

trozos

me arrancaste el corazón de un mordisco

y aún tienes un trozo entre los dientes

tu boca babea sangre

en tus ojos adivino un buen banquete

yo sigo caminando partida dolorida rota

con un bombeo lento

y un palpitar tardío

tú buscas tu próximo órgano

como un cazador en celo

yo vago sin el mío

como un robot sin cuerda

54 días en Groenlandia

no digas ya lo haré en otro momento

porque la muerte aparece de repente

no deja que termines con lo que estabas haciendo

ni deja que te despidas

de tantos ya se lo diré en otro momento

no, no hay luz en tanta oscuridad

pedidos

Busco brazos para noche de tormenta

Se ofrecen labios para día de sol

un lugar de la costa

Solo puede sentir nostalgia

del lugar de su infancia y su adolescencia

aquél que lo ha perdido.

El que sigue allí

solo se hace mayor

vida en colores

Dices que sí y lo decido salimos a la calle todo es gris las aceras el asfalto gris la luz que nos cae gris la noche que llega entramos en el portal y es verde la escalera la barandilla que nos lleva a nuestro piso verde el felpudo de la entrada el timbre de la puerta salimos al balcón roja la tumbona el respaldo de la silla la margarita la vela rojo el sol por detrás de la luna o por delante rojo el cielo rojas las nubes entramos hacemos la cena amarilla la sartén tu camiseta mi pulsera amarillo el pimiento el tomate el kiwi amarillo el plato la vinagreta amarilla cenamos huele a rosa me das una rosa me pinto los labios de rosa de rosa calzo mis pies rosas son mis mofletes tu nariz con estornudos el cojín la colcha el mantel que me tiras encima rosas tus besos negra la noche que nos abraza y blancas todas las palabras que nos abrigan.

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