automatismos
Solemos discutir en la cocina y reconciliarnos en el salón.
Los verbos relativos a cocinar nos ponen violentos.
Cortar, pelar, triturar, amasar, picar, freír, trocear.
Yo tiendo la ropa y tú picas las verduras.
Cae agua del balcón de arriba y no quieres que cuelgue tu ropa.
Yo sigo. Tú fileteas el pescado y te irritas.
Yo extiendo tus manías. Fríes y te alteras un poco más.
Pienso en buscarme otro piso, otro novio, fantaseo en otra vida con perro.
Luego pasamos al salón y me pides un beso.
Te digo que no me gusta el gruñón que hay en ti
y tú me dices que no te gusta la hippy que hay en mí.
Aún así, nos besamos.
Los verbos relativos a relajar nos ponen dulces.
Comer, sosegar, digerir, descansar, disfrutar, reposar, dormitar.
Después te digo que a veces me gustaría encontrar a alguien
y tú me pelas el caqui.
Me gusta que no hagas caso de mis sandeces
y te tomes la infusión embobado en una peli de James Bond.
love will tear us apart… again
Cuando estás enamorada te coges de la mano
y bailas en medio del escenario
Andas con tacones y no corres
Te hace cosquillas la barriga
y se te humedecen los ojos al hablar
Duermes de lado y casi no sueñas
Y si sueñas, es real
Nada es mejor que tu vida
Cuando no estás enamorada levantas la mano
y bailas en el pasillo de casa
Andas con chanclas y corres descalza
Te hace ruido la barriga
y se te cierran los ojos al escuchar
Duermes del otro lado y sueñas mucho
Y lo que sueñas no es real
Nada es mejor que tu sueño
miseria
La miseria huele a lejía
A necesidades fregadas
A sueños desinfectados
A deseos higienizados
La miseria no tiene fronteras
No sabe de letras
Es una lumbre que caldea
Niños que lloran
Medicinas inodoros y necesidades
Pelos sucios con mechas rojas
La miseria son habas garbanzos y pucheros
Ollas hirviendo
Patatas asando
La miseria es bajar a la huerta
Y vestirse de fiesta de uvas a peras
semanales
Suelo enamorarme de lunes a viernes
los sábados y los domingos pongo en orden lo que siento, si siento
por eso no sé qué hacer con un miércoles festivo
por vivir
Para mí la experiencia es una mano grande
que me acaricia el pelo y me dice que no es nada
mil millones de años más
Solo espero que dentro de mil millones de años,
si nos encontramos por casualidad en la calle
y yo llevo un vestido blanco,
seas capaz de aplastarme contra la pared para besarme,
como hiciste ese día en que una niña se nos quedó mirando,
entre asustada y ruborizada.
Me besaste y al cabo de un rato vi como ella
aún se volvía a mirarnos a ver dónde estaban tus manos.
Y estaban con las mías.
Solo espero que cuando tenga barriga
y un bebé en los brazos,
o cuando lleve trenzas
y el corazón desamparado,
y tú haga mucho tiempo que ya no estés a mi lado,
seas capaz de aplastarme contra esa pared.
Y una niña se vuelva a mirarnos
columpios sin niñas
Hay días en que cogerías un montón de sentimientos
y los guardarías en una de esas bolsas de olor
que se ponen entre la ropa limpia,
con el cambio de armario.
Para cogerlos en esos otros días
en que atraparías otro montón de sentimientos
y los tirarías en una bolsa de carne congelada
sábanas mojadas
Es cuando se llena la luna
que se vacía el alma
mi novio me cambió por un huerto
Prefirió regar tomates a mojar labios
cultivar ajos a colonizar brazos
plantar patatas a encajar sexos
sembrar pepinos a derramar caricias
duele
La primera embestida de tu sexo contra el mío
Las contracciones y las contraindicaciones
La mirada de tu novio a otro escote
La envidia de una amiga
El chantaje de una madre
Que te dejen en otra ciudad
Duele también
Beber solo
Morir solo
Estar solo
Sin quererlo, duele también
Los finales
Las excusas
Las peleas
Cada una de las alegrías arrebatadas
Cada una de las tristezas no compartidas
Que te aprieten una teta
Que te arranquen los pelos
Que te pellizquen el culo
Duele también
Una mirada compasiva
Una palabra acusadora
Una caricia al por mayor
Duele, sí
trozos
me arrancaste el corazón de un mordisco
y aún tienes un trozo entre los dientes
tu boca babea sangre
en tus ojos adivino un buen banquete
yo sigo caminando partida dolorida rota
con un bombeo lento
y un palpitar tardío
tú buscas tu próximo órgano
como un cazador en celo
yo vago sin el mío
como un robot sin cuerda
54 días en Groenlandia
no digas ya lo haré en otro momento
porque la muerte aparece de repente
no deja que termines con lo que estabas haciendo
ni deja que te despidas
de tantos ya se lo diré en otro momento
no, no hay luz en tanta oscuridad
pedidos
Busco brazos para noche de tormenta
Se ofrecen labios para día de sol
un lugar de la costa
Solo puede sentir nostalgia
del lugar de su infancia y su adolescencia
aquél que lo ha perdido.
El que sigue allí
solo se hace mayor
vida en colores
Dices que sí y lo decido salimos a la calle todo es gris las aceras el asfalto gris la luz que nos cae gris la noche que llega entramos en el portal y es verde la escalera la barandilla que nos lleva a nuestro piso verde el felpudo de la entrada el timbre de la puerta salimos al balcón roja la tumbona el respaldo de la silla la margarita la vela rojo el sol por detrás de la luna o por delante rojo el cielo rojas las nubes entramos hacemos la cena amarilla la sartén tu camiseta mi pulsera amarillo el pimiento el tomate el kiwi amarillo el plato la vinagreta amarilla cenamos huele a rosa me das una rosa me pinto los labios de rosa de rosa calzo mis pies rosas son mis mofletes tu nariz con estornudos el cojín la colcha el mantel que me tiras encima rosas tus besos negra la noche que nos abraza y blancas todas las palabras que nos abrigan.
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