Querido Crish:
Hoy me he levantado con muchas ganas de ir al trabajo, bueno, mejor dicho….hoy tenía ganas de verte y mantener una de esas charlas tan intensas y bonitas contigo. Quizás, porque hace ya mucho tiempo que nos conocemos, es inevitable levantarme sin pensar en ti.
Al llegar al hospital me dijeron que ya te habías marchado; ni tan siquiera pude agradecerte aquel dibujo tan bonito que me hiciste.
Deseaba volver a acariciar tus pequeñas manos, aquellas que me enseñaron a escuchar toda la dulzura que puede enseñarte una caricia. Mirar tus ojitos verdes recubiertos de aquella pequeña capa de nostalgia; anhelaba volver a escuchar tus susurros entre esas pequeñas sonrisas que me regalabas cada atardecer; compartir contigo esos mini secretos sobre tus papás me halaga, hasta tal punto, que me sentía dichosa de tener un gran «pequeño amigo» como tú.
No sabes cuantas noches, al volver del hospital, me sentaba delante del ordenador a repasar todo tu expediente buscando algo que me hubiera dejado en “el tintero”.
Muchas veces me dormía recostada en la silla; simplemente miraba al techo y te imaginaba jugando en el parque, con un montón de amigos y poco a poco se iban cerrando mis ojos, como ahora se han cerrado los tuyos.
Hoy mi corazón ha vuelto a un decrépito constante.
Con tan solo 6 años de edad, has caído en el frente contra un compañero invencible, eso sí, cobarde…..el que más.
Quizás hoy haya entendido que la vida comienza cuando descubres que ya queda menos para el final
Volveré a verte algún día querido amigo. Nunca te olvidaré.
Tu doctora “amiga” Esperanza….
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