A mis 33 años, me encontraba estancada en un trabajo que no me llenaba ni motivaba en absoluto. A esto hay que añadirle que acababa de romper con mi pareja después de casi 8 años de relación y que mi sueldo no me alcanzaba para vivir independiente.
Dado que mis opciones y expectativas eran bastante limitadas, decidí que quizá era un buen momento para tomar las riendas de mi vida, y cumplir un sueño que llevaba postergando mucho tiempo; «Vivir en Londres y aprender inglés de verdad».
Y es que, desde mis dieciséis, siempre quise vivir en Londres.
Honestamente, no sé de dónde me vino esa idea, porque yo no había salido de España, y sobre Reino Unido, no sabía mucho más, aparte de los «típicos tópicos» que escuchamos de cada país.
«lo mal que se come, todo el día lloviendo, estos ingleses que cenan cuando nosotros estamos merendando, y se acuestan cuando nosotros empezamos a pensar en la cena……»
En 1995, Internet aún no era un miembro más de la familia, en los hogares españoles y por tanto, nuestro acceso a la información, era mucho más reducido que hoy en día.
El caso es, que en 2012, Londres seguía en mi cabeza. Así que me puse a indagar en la red, y encontré infinidad de páginas web y foros, que hablaban de como vivir y trabajar en Reino Unido, además, de consejos y experiencias contados en primera persona, por gente que había vivido o estaba viviendo allí en ese momento.
Era evidente, que el alto nivel de desempleo en España, había empujado a mucha gente joven y no tan joven, a buscarse la vida en otros países de Europa.
Parece que se repite la historia en nuestro país. Si antes, era Alemania el lugar preferido para la mayoría de españoles emigrantes, en busca de un futuro más alentador, hoy lo es Reino Unido, ya que, a pesar del Brexit, sigue siendo bastante fácil conseguir trabajo aquí. Con la salvedad del idioma, claro.
En Alemania, aquellos inmigrantes que no hablaban alemán, estaban destinados en su mayoría, a trabajar en fábricas, donde el dominio del idioma no era tan relevante.
En Reino Unido, al contrario de lo que mucha gente piensa, no basta con tener una formación específica o una carrera determinada. Si tu nivel de inglés es muy básico o cero, tus opciones laborales se verán limitadas al sector de la hostelería, limpieza y puestos dónde no se requiera un alto nivel de inglés.
España, seamos realistas, no destaca por ser la mejor en la enseñanza de lenguas extranjeras, y aunque afortunadamente, desde hace unos años el sistema educativo está cambiando en ese aspecto y estamos tomando consciencia de la importancia que tiene saber idiomas, cuando yo hice la EGB y el BUP, no tuve la suerte de tener profesores nativos de inglés que me enseñasen a hablar y pronunciar correctamente el idioma.
De ahí, que fuese una de tantos, que vino a Reino Unido con el nivel de inglés justito para ir de cabeza al sector hostelero.
El 30 de abril de 2012, aterricé en el aeropuerto de Gatwick-Londres y ahí, comenzó mi aventura y mi primera incursión en hostelería.
Pasé mi primer mes asistiendo a entrevistas de trabajo sin éxito, y cuando mis ahorros y energías estaban a punto de esfumarse, conseguí por fin, mi primera oportunidad laboral en Londres.
Además de mi poca destreza con el inglés, mi experiencia y conocimientos en hostelería eran totalmente nulos. Yo estudié, narración, locución, interpretación y doblaje y en España siempre había trabajado como auxiliar administrativa y gestora telefónica.
Poco tienen que ver con mi formación, pero al menos podía hablar mi lengua materna.
Aquí, más allá de la falta de experiencia me encontré con la dificultad añadida de la barrera idiomática. Lo que fue todo un reto para mí.
Jamás imaginé que yo, que raramente bebo alcohol y detesto salir de noche, acabaría trabajando en «The Lord Raglan» pub.
Un pub situado en el centro financiero de Londres, donde la clientela mayoritaria son banqueros y ejecutivos.
Allí estaba yo, «la españolita», como me llamaba mi querida Jayne (mi mánager).
En un par de días, estaba tirando cervezas por doquier (unas cuantas al suelo) y chapurreando inglés con los «peces gordos»de Londres.
Recuerdo que los primeros días fueron durísimos, no solo por el estrés que conlleva tratar de entender y hacerte entender en un idioma que no es el tuyo, si no, porque físicamente me sentía agotada.
Para muchos, el trabajo de camarero/a, es algo que cualquiera puede hacer y que no requiere ningúna habilidad ni conocimiento específicos. Incluso, los hay que piensan que los que trabajan en hostelería, es porque no tienen estudios o son unos zoquetes.
Para los que opinan eso; el sector de hostelería en Reino Unido, y probablemente en muchos otros países, alberga la mayor cantidad de personas con carreras universitarias, posgrados y titulaciones académicas varias, que uno pueda imaginar.
Además, me gustaría añadir, que para ser camarero/a, necesitas ser rápido, tener buena memoria, estar en buenas condiciones físicas, saber algo de psicología e interpretación, porque incluso en tus peores días y aunque estés llorando por dentro, tienes que mostrar siempre tu mejor sonrisa al cliente, tolerar altos niveles de estrés y tener un máster en paciencia.
Me siento plenamente orgullosa de haber trabajado como camarera, no solo por la oportunidad de mejorar mi nivel de inglés, sino por haber conocido gente increíble, que tras esa sonrisa amable y disposición para complacer siempre al cliente, esconde historias conmovedoras y duras.
Dejemos de infravalorar profesiones por el mero hecho de que no se requiera un título universitario para desempeñarlas.
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