A animar al Ayuntamiento

La vena mística que me inspira desde la infancia no me permitió andar perdiéndome en caminos estériles durante la juventud, unidas las circunstancias y el sentido practico que mi madre me otorgo a sartenazos, hice un trabajo temporal mientras encontraba un camino adecuado para mi. Al descubrir que quería hacer, debía estudiar para ello. Estudie lo correspondiente y en un año aprobé mi oposición para irme a animar el Ayuntamiento.

Todo empezó muy bien, pero esa noche oscura que toca se cirnio sobre mi y entonces opte por extender esa noche a todo el consistorio. Les gusto la idea y la extendieron a todo el territorio, la ola cogía fuerza y todo el estado surfeaba aquella ola bajo un cielo oscuro y estrellado.

España encantada y generosa lo impulso, Europa, América, Asia, África, Oceanía…

Cantábamos durante las horas mas oscuras esa de Silvio de Angola es una.

Atravesamos todas las moradas destinadas a los santos y santas.

Rompieron mi botella y otras dos calleron y se hicieron trizas.

Amanecía entre niños una alegre mañana. La ola desaparecida nos dejaba la resaca. En la arena de la playa ya habíamos recogido las caracolas y algunas piedras.

El despertador suena y hoy no se si ficho a las cinco o a las ocho.