Me contaba aquel hombre que resultó ser nadie más y nadie menos que mi padre, que aquel día recibieron la información de la ubicacion del grupo insurgente que estaban buscando, él y su grupo al mando llegaron al sitio esperando que fueran pocos, cuando se encuentran con la sorpresa que los estaban esperando y muchos.
«Pocos hombres para tantos hombres me dice él». Mas, al verse en desventaja y en medio de la balacera sólo quedó salir corriendo y con el «Dios mio» en la boca.
Al frente una pendiente de no sé cuantos metros de altura y atrás esos «tantos hombres para tan pocos hombres».
Sólo quedó arrojarse y rezar que al final no les esperará la muerte, todo por «una mala información».
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