«Estoy tranquilo, sentado en mi clase de Alemán. Pienso en todo lo que he perdido y cuantas veces me he humillado en la vida para poder conseguir lo que quiero. Vivir con mi padre y su esposa en Noruega; donde puedo estar feliz y tranquilo, no me gritan, no me humillan. Tan solo me apoyan en lo que quiero para ser feliz. Es mi SUEÑO”
– Un sueño almacenado.
-Matias, deja de ser un remilgoso y levántate.
Oigo la molesta voz de mi madre, sin rechistar nada me levanto y la miro de pies a cabeza, mientras me maldigo por no poder decirle todo lo que se merece escuchar. Tomo mi celular y cruzo por su lado hasta el baño sin mirar hacia atrás. Al entrar al baño cierro la puerta y suelto un suspiro. Cierro mis ojos e intento controlar mi enojo; miro mi reflejo en el espejo como si fuera lo mas repugnante del mundo.
” ¿Cuándo serás capaz de dejar atrás tu cobardía y salir de la miseria en la que te encuentras? ” –regaña mi subconsciente.
Sin saber cómo responder a ello tomo mi celular y coloco algo de música y me doy una ducha dejando que la música llene el vacio de mi alma.
-¡¿No puedes callar ese aparato y morirte de una vez?! -escucho la voz de Sara, una de mis tres hermanas menores.
Para mi mala suerte, el momento no dura mucho.
-Tan solo aguanta Matias, tan solo un poco mas- susurro para mi.
“Si, eso Matias, sigue aguantando, sigue siendo el trapo sucio de mamá, sigue siendo el estúpido trapo sucio del todo el mundo y no hagas nada por ser feliz; que así seguirás almacenando sueños” – de nuevo mi subconsciente.
Con la moral por el suelo, me visto y salgo a desayunar, pero inmediatamente se nota la injusticia en la mesa de casa. Mis tres hermanas y mi madre tienen servido en sus platos: fruta, huevos, café y jugo de naranja. A cambio en el mio tan sólo hay un vaso de jugo de naranja, fruta y un pan. Golpeo la mesa con fuerza y todas se sobresaltan, excepto mi madre.
-¿Acaso el que trabaja y trae todo a esta casa no tiene derecho a comer como ustedes?- digo con desprecio.
-No. Las basuras como tú solo sirven para eso. Para trabajar y servir a los que se lo merecen- dice mi madre con tanta frialdad que mi ya frio corazón se rompe en pedazos.
-Entonces date por bien servida- digo tomando el vaso de jugo y tirándolo en su rostro.
Se oyen los gritos de sorpresa. Sin mirar atrás salgo de casa dando un gran golpe con la puerta. No puedo ver bien por donde camino, mis ojos están empañados de lagrimas. Detestaba a mi madre mas que a nada en el mundo.
Camino seis calles y no puedo aguantar mas, me siento en el suelo y trato de no llorar con desespero como hace años atrás.
-¿Ahora qué te ha hecho mi niño?- escucho la voz de mi vecina, de la que rogaría que fuera mi madre.
-Lo mismo de siempre Lala- digo tratando de limpiar mis lágrimas pero ella toma mi cara y besa mis mejillas con ternura.
-Vamos mi niño, resiste no te rindas. Tan solo te falta un millón de pesos para irte y dejar a esa asquerosa mujer- dice con tanto amor que una parte de mi corazón se reconstruye.
-Lo haré, lo prometo- digo colocándome de pie, listo para enfrentar el mundo solo como lo vengo haciendo desde mis 13 años.
-Cariño, recuerda que la conformidad es el carcelero de la libertad y el enemigo del crecimiento- me abraza, y así como los ángeles vienen y van, así lo hace ella.
7:00 am
Dos horas me toma llegar al trabajo caminando. Mi trabajo de recepcionista en un hotel, es lo peor que puede existir.
HOTEL ATLANTES
-Casi no llegas Matias, eres la peor basura que pude haber contratado en mi vida- dice desde la puerta del hotel.
Como siempre, no digo nada y comienzo a trabajar, trabajo quince horas diarias por un suelto de 550.000$ del cual 300.000$ se gastan en mantener a mi detestable familia, en la cual yo era el único que trabajaba y no había terminado el estudio. Gracias a que mi madre estafó a una señora de edad por una gran cantidad de dinero, provocando que papá se fuera de casa y yo dejara mis estudios para cubrir las necesidades de casa, las cuales se convirtieron en obligaciones y esclavitud, ya que todas vivían como princesas. Pero yo me las tenia que apañar con las mismas seis mudas de ropa y tres pares de zapatos.
En el transcurso del día mi jefe me ha golpeado, porque uno de los huéspedes se ha quejado de que he dejado caer una de sus maletas; son las 6:00 pm y no he almorzado. Aún me faltan 3 horas para terminar y siento que moriré de sueño y hambre. Pero aún no me rendiré por que hoy es dia de pago y renunciaré.
-Buenas noches- levanto mi cabeza y veo a una pareja, un hombre muy elegante y triunfador (lo que yo he querido ser toda mi vida).
-Buenas noches ¿En qué los puedo ayudar?- digo con las pocas fuerzas que tengo, la mujer me mira con preocupación ¿tan mal me veo?
-Reservamos a nombre de Even logts- asiento y busco la reservación, la cual es nada mas y nada menos que la suite presidencial.
-Muy bien, déjeme llevo su equipaje- digo agachándome pero el dolor no me deja.
-Tranquilo, yo las puedo llevar- dice tomando las maletas- por cierto, toma tu propina- toma su cartera y saca 500.000$ y me los da. Mis ojos se empañan y siento que mi alma brinca de felicidad.
-Gracias -susurro.
Mi jefe sale y tira el dinero en el suelo y así mismo se va.
-¡Soy libre!
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