Empieza a amanecer y, en breve, emprenderé el viaje de la mano de mi guia: Libertad.
Su oficina es el cielo, y su cometido: volar.
Volar por encima de las cosas, alto muy alto; allí donde solo se ve el infinito, el aire es mas limpio y, las estrellas, mas cercanas.
Casi estoy lista: ¡ Total ! un ligero camisón , y el pelo recogido con un lazo, para que el vuelo sea mas ligero.
Libertad aparece sobre mi ventana, y me hace señas : ¿ «Nos vamos»?.
Ya volamos, y yo me sujeto fuertemente a su mano, porque al principio no me siento segura., Pero poco a poco mi mano se va aflojando y, sin notarlo, vuelo sola. Allá abajo van desdibujándose todas las cosas que yo amé y a veces aborrecí.
Las casas y los árboles van quedando atrás, mientras ya solo me dejo llevar por los nuevos placeres del camino : el viento acariciándome la cara suavemente, y a mi alrededor. los pájaros y las nubes, y ese intenso azul que me envuelve como un gran manto protector. El silencio se deja oír por entre el leve rumor de algo parecido a la vida; pero a la verdadera vida , la de la paz , la de los sentidos…
Allá abajo quedó, la injusticia, el dolor , las guerras; aquí arriba Libertad y yo, y toda esa sinfonía de sensaciones tan nuevas para mí.
¿Cuál es nuestro destino final?
-Libertad me interroga con la mirada, y me señala una estrella-¿ te gustaría quedarte ahí? -parece decir-.
Yo observo y me doy cuenta de que no es cierto que las estrellas tengan puntas . Son destellos de colores que te envuelven en una orgía de belleza difícil de describir.
-Sonrío- Claro que me gustaría quedarme ahí.
Alrededor veo otras estrellas y otros viajeros que un día decidieron también volar, y escogieron a Libertad como guía; y no puedo dejar de pensar que quizás la decisión fue difícil, pero luego… !Qué placer de los sentidos, qué borrachera de belleza a mi alrededor¡ !Cuántos sentimientos desconocidos!
Este viaje ya no se llamará «nunca jamás»: Se llamará » para siempre».
Gracias Libertad.
Santa Ana, Cáceres.
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