Cuando entré a la panadería sentí un fuerte olor a masa de pan en fermentación, allí estaban dos operarios que en una gran tina mezcladora arrojaban el contenido de un saco de harina de trigo en ella, dicha tina poseía unas paletas de hierro que se movían acompasadamente mientras la misma giraba, luego de verter el saco de harina, le agregaron levadura, sal y otros materiales y dejaron que la tina mecánica batiera todos los materiales durante cierto tiempo.

Miré a mi alrededor y habían bandejas con panes en crecimiento por todas partes, ya que antes de hornear el pan hay una espacio de tiempo para que el pan crezca a su tamaño ideal.

El maestro panadero estaba ante una máquina de dos rodillos al cual el mismo ponía dos bolas de harina y por arte de magia las mismas salían ya convertidas en canillas de pan, luego otro operario las iba colocando en bandejas de 6 panes cada una con espacio suficiente para que no se pegaran unos de otras los panes en proceso de crecimiento.

Al rato se detuvo la máquina mezcladora y el operario extrajo la masa ya hecha, para ser pesada por partes y cortada en pedazos por una máquina cortadora, le cual le da la medida exacta para formar el pan.

De allí se fueron colocando las bandejas con el pan en crecimiento en unos contenedores verticales de bandejas pegados de la pared, que luego de un cierto tiempo ya estaban crecidos los panes y listos para ser horneados.

El horno de la panadería es una especie de receptáculos del ancho de cada bandeja en hileras de 10, con un alto de 10 pisos de 20 cm cada uno, las bandejas entran en los receptáculos por unas pequeñas puertas en cantidad de tres, las cuales son puestas por el hornero por medio de un madero bastante largo a lo largo y en el cual entran unas 6 bandejas por unos rieles, luego el hornero cierra la puerta de ese espacio por donde entraron las mismas y abre otra puerta para proceder a ingresar otras 6 bandejas.

El horno tiene una temperatura de 226 grados centígrados y el hormero debe estar pendiente el tiempo de cada lote de bandejas para darles su tiempo de cocción. el cual es de una media hora.

Finalizado el tiempo del horneo, con el madero van sacando las bandejas ya listas con el pan doradito y llevadas para la venta en la parte de entrada de la panadería, donde hay una cola de muchas personas esperando la salida del pan.

Mi trabajo dentro de esa panadería es la supervisión, hechura del pan y venta final de las diversas clases del mismo que son: pan francés, canillas y campesinos, los cuales las personas compran de a 2 cada uno, ya que hay cierta escasez en estos tiempos.

Yo presto mis servicios como abogado a una institución del Estado y debo regular todo, desde la compra de la harina de trigo para hacer el pan hasta su venta final.

Ahora ustedes se preguntarán el ´porqué un abogado está fiscalizando estas operaciones de hechura y venta del pan y yo les explicaré lo siguiente: en Venezuela hay una especie de restricción de los productos alimenticios por parte del Gobierno debido a una mafia de personas que se ocupan de comprar todos los productos alimenticios que puedan para después revenderlos a precios muy altos, de tal manera que un pan que cuesta 600 bolívares en la panadería, es vendido por estas personas sin escrúpulos en 1,200, con una ganancia por pan de 600 bolívares.

Estas personas se les llaman bachaqueros y como ellos no trabajan se dedican a hacer largas colas para comprar en este caso el pan, mientras que las personas trabajadoras estás en sus respectivos puestos de trabajo, de ta forma que cuando esta masa de empleados sale a comprar pan, ya no hay porque lo tienen los bachaqueros, los cuales los venden como dijimos a precios especulativos.

Como los bachaqueros son personas violentas y muchos de ellos andan armados, entran libremente a las panaderías y compran varias veces lo que quieren, apartan de la cola a las personas que no trabajan y son amas de casa y dominan las colas, ya que son muchos y andan en grupos, si no se les vende lo que ellos quieren intentan saquear la panadería y hay que llamar a la policía o la guardia nacional para que los aplaque.

Es ésta una guerra perdida, ya que son muchos los bachaqueros y actúan libremente, los policías ni pueden estar en todos los negocios y aún cuando uno está allí, no podemos vigilar todas las panaderías y nada podemos hacer frente a estos delincuentes, solo podemos vigilar y controlar la producción, pero la venta es bastante difícil de someter, la única manera es cuando hay un policía y un guardia y ellos a lo que se van entran los bachaqueros.

A cada panadería les está asignada una cuota de producción de 9 sacos de harina diarios, para que sin parar saquen pan todo el día, pero como les digo solo se está dando pan a los delincuentes y el pueblo en general sufre las consecuencias de esta escasez forzada.

Cuando llega la tarde ya uno está extenuado de luchar con la gente y tiene que dejar listo el lote de pan para que crezca durante la noche y el día siguiente ponerlo a hornear para comenzar el nuevo día.

Así pues, no le vemos buen resultado a esta guerra que parece que llevamos perdida y que con todos nuestros esfuerzos no le llega al pueblo, que es el máximo perdedor en esta batalla sin cuartel.

Solo esperamos la vuelta a nuestros puestos de trabajo en las oficinas de donde fuimos sacados para prestar un servicio al pueblo, el cual con todo gusto se lo prestamos, así como a los panaderos y dueños de panaderías

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