– El siguiente.
– Buenos días señorita.
– Pasa y siéntate…. ¿Nombre?
– Jacinto Expósito «El Fatigas».
– ¿Edad?
– Pues… entre 40 y 50.
– ¿Domicilio actual?
– Puente de Méndez Álvaro, segunda columna, cuarto cartón.
– ¿Profesión?
– Recogida de cartones y derivados.
– Eres alérgico a algún medicamento, alimento…?
– A la seda; me salen muchos granos.
– ¿Te han intervenido quirúrgicamente alguna vez?
– Una vez me clavé el clavo de un palier y me dieron dos puntos.
– ¿Hay antecedentes en tu familia de alguna enfermedad importante: diabetes, corazon…?
– Pues no lo sé, no conocí a ninguno.
– Bien. Quítate la camisa… Coge aire por la nariz y expúlsalo por la boca… Más fuerte… Ventilas muy poco Jacinto, ¿fumas mucho?
– Entre 30 y 40 colillas.
– ¿Toses por las mañanas?
– Si señorita, mucho.
– Deberías dejar de fumar.
– Si, todo el mundo me lo dice.
– ¿Te cuesta respirar?
– Cuando cargo mucho si, por eso me llaman «El Fatigas».
– Bueno, vístete que te voy a examinar la vista… Siéntate ahí… ¿Qué letra es esta?
– Pues… es que no se leer, señorita.
– Ah… vaya… Pues entonces lo dejamos. ¿Ya te han recogido la orina y te han sacado la sangre?
– Si, ahí al lado, otra doctora como usted.
– Vale, entonces espera fuera hasta que te llamen para el electro y la tensión.
– Señorita, ¿usted cree que tendré suerte?
– Pues no lo sé Jacinto. Quedan muy pocas bocas de Metro libres y sois muchos… Hombre, a lo mejor con tu insuficiencia respiratoria… ¡Verás como si!
– Gracias señorita.
– El siguiente.
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