Llora la lápida que estaba escrita,
La lluvia del alma baña su nacimiento,
Sin letras, invisible es ahora.
No se esconde el miedo de la valentía,
La paradoja enviste cruel y sincera,
Pero a pesar de ello, se enfrentan.
La angustia de no llegar quieto,
El dolor del espíritu que no hospitaliza,
Sucumbe ante algo mas grande, la decisión.
El adormecimiento se siente aun adormecido,
Las lágrimas se distorsionan sin perder su forma,
La risa se baña en su esencia emocionada.
El mundo y su propio firmamento,
Como la mano real y honesta,
Hoy hamaca al ser que no solo gira en su órbita.
El cenit, cercano o lejano alienta emocionado,
La lapida invisible vuelve a sonreír,
El destino de cada uno está marcado por un final.
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