No avanzas hacía donde quieres ir por tus miedos al fracaso. Mientras que tu alma pide a gritos una oportunidad más de lucha, para que te superes a ti mismo, confíes en que puedes hacerlo y sepas de lo que eres capaz de hacer.
Cariño mío, es hora de que aprendas a desplegar tus alas para volar.
Aprendas que tus miedos consumen tu ser en cuanto permites que se agranden. No sueñas, no te propones metas y mucho menos las cumples por hacerle caso a tu mente que sólo te pone límites, en vez de seguir a tu corazón que aúlla con ímpetu a ser escuchado para que te des cuenta de que estas equivocado.
Me quedaré junto a ti si es necesario, impulsándote a que tomes riesgos para conseguir lo que quieres. Salir de tu capullo te haría invensible y a pesar de que no estés seguro de hacerlo, recuerda que estoy aquí para guiarte. No sueltes mi mano hasta no terminar el viaje, hasta no ver la luz al final del túnel, hasta que te aferres a tus anhelos y te olvides completamente de los «peros», de los «no puedes», te desintoxiques de personas que no quieren verte triunfar porque ni ellos mismos pondrán arrebatarte tu momento.
Mi voz resonante hará eco en tus oídos, para decirte que debes continuar con tu camino, seguir adelante y fortalecerte en cada desafío en que estés sumergido. Aceptar el reto, que solo es una prueba que te puso la vida para hacerte más valiente y fuerte. Sentir la sensación de satisfacción al cumplir tus objetivos es lo mas gratificante que podías haber recibido hasta ahora. Vive, crea y sueña, porque eres un ser de luz y fuiste diseñado para ser feliz.
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