Como un cuchillo, a penetrado en mi pecho
un amor, del cual no quise saber nada
ella duerme en el canal estrecho
del amor, en la linde de la nada.
Donde falta la fuerza, desaparece el derecho
ella muestra su valor y envaina la espada
pero para mi corazón solo basta tu pecho,
aunque tus ojos pueden cortar con la mirada.
Olvida en el acto lo que has hecho
sabes muy bien que eres mi amada
y los amantes yacen en el lecho,
del sueño, consumado, y la enramada.
Logramos construir entre tu espalda y mi pecho,
de pasión nocturna y perfumada
hoy los infieles se encuentran al acecho
al sentir un alma, que se sabe es amada.
Inventaría las desastrosas telarañas del techo,
y el cielo de los pájaros en la voz emplumada
tus manos acariciando mi ancho pecho
y a la vez me miras con tu tierna mirada.
Y con alma de mujer enamorada
delgadita de cintura y abultadita de pecho
hasta los muertos alzan la mirada
sobre los ataúdes feroces al acecho.
Tengo una mano capaz de esgrimir con provecho
donde nadie jamás supo lo que es una mirada
el tiempo es la sustancia de la que estoy hecho
y la muerte no es más que una simple parada.
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