Sociedad sedienta de perfección,
perfectamente imperfectos.
El deseo, la envidia, la lujuria…
el ansia de liderazgo, de adoración,
humanidad púlcramente pulida,
pulida en cuerpo, mente y alma,
ese cuerpo esculpido, torneado, sin errores,
mente experta, debate de poder, de magnitud,
alma tranquila y sosegada, máximo control de emociones,
nada es suficiente, nada es válido,
todo es erróneo, tachado,
los errores se lapidan por minúsculos e inocentes que sean,
¿Dónde esta la perfección?
¿Quién la crea?
¿Quién la decide?
¡¡Error!! ¡¡Nadie es perfecto!!,
todo ser humano tiene matices de imperfección,
¿Dónde esta el límite del bien y el mal?
¿Correcto o incorrecto?
Nos centramos en los errores ajenos para cultivar nuestro ego,
engrandecer nuestra alma de mentiras creadas,
creadas de un estandar social,
catálogo de perfección
cual castillo en el aire,
nuestro subconsciente lo sabe, miente, nos protege,
nos protege de la realidad.
Las personas humanas somos perfectamente imperfectas,
esa es la esencia de la perfección,
el elixir de la vida,
pasamos la vida buscando perfección,
para cultivar felicidad,
los pequeños placeres dan la felicidad,
ese surco que hace la arruga de la sonrisa,
esa mínima expresión tiene poder,
poder de crear emociones,
de sanar almas
y engrandecer corazones,
centrémonos en hacer sonreír al prójimo,
darle luz, alegría,
desterrar las frases lapidarias que hunden la esencia,
los corazones necesitan fluir,
eso los hace mas grandes,
dar luz nos hace grandes y proyecta perfección,
simplemente seamos
perfectamente imperfectos.
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