La derrota parcial,
mentirosa,
pasos previos
cuando acaso,
todavía
en la tarde
sirve,
se necesita,
el dolor,
no creer
que ha sido en vano
el viento.
Perder,
hasta que dejen de triunfar
todas las sombras;
mientras tanto,
sufrir indefinidamente,
fragmentado,
a través de la lluvia,
del horizonte,
la niebla,
la falta de compañía,
silenciosamente,
en multitud;
balbucear por lo bajo,
cuando se es permitido,
exprimir a la tinta,
robarle,
como al alcohol,
placeres.
Tiempo después,
el resultado
-un egoísmo
dado vuelta en un espejo-,
esperar llegar que no lastima,
necesidad sin intereses,
trueques,
asaltos
y mentiras.
Y el alma,
en el bolsillo
de un pantalón cualquiera,
dormida, tenaz, largando humo;
uno que espera
-las manos juntas, quietas,
tibias-
poder dormir,
soportar
los gemidos quebrados,
la ventana en la luz
la baba en otros cuerpos
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