SOLEDADES Y CERVEZAS

SOLEDADES Y CERVEZAS

MATILDE ROMAN BUJ

29/02/2016

Del Rey puedo decir que es muy alto y tuvo que agacharse para ponerme la medalla. Yo levanté la cabeza y él me sonrió azarado . A ella no la recuerdo, me rozó la cara con un beso ligero empapado de un perfume caro . El funeral y la imposición de medallas me pareció un acto largo y acabé dolorido, triste y aún más deshecho si se puede estar más , pulverizado como esos vasitos de duralex que si sea caen se hacen pequeños añicos sobre el suelo de la cocina.

Luego alguien me llevó a casa y no quise comer . Mi madre se enfadó, ya se sabe que una madre es esa persona que siempre piensa que tienes hambre o frío. La mía es un premio de mujer y aún tan bella que no entiendo cómo no vuelve a rehacer su vida como dicen los cursis de los programas rosas. Mi cuarto de soltero me parece tan pequeño que no entiendo como viví allí veintitrés años. Miro al Madelman vestido de soldado con casco y chaleco militar y siento como náuseas. Luego me alivia ver a Epi apoyando la cabeza en Blas . Reconfortan.

Al día siguiente me llamaron del Ministerio para hacer números. Parece que de repente soy rico y los bancos se pelean por recoger mi depósito. Afortunadamente mi hermano Iker es abogado y economista y se está ocupando de todo. Sólo queria comprar un piso pequeño en un barrio que siempre me ha gustado. Un barrio céntrico y castizo, con todo a la mano, el super, el centro de saludo, ruido, asfalto, bares y cafeterías, restaurantes, tiendas de chinos, estanco, farmacias y pequeño comercio. Lo encontré y aquí estoy desde hace seis meses.

Feliz es una palabra que ya es demasiado grande para que yo la use…..pero podemos usar agusto, conforme, adaptado. Lo estoy. Nadie me mira excesivamente. En mi calle hay de todo, latinos, rumanos, españoles hipsters, hippies, indigentes, jubilados decorosos y dignos que caminan con bastones , ellas con las piernas como el mapa de los ríos de España, ellos muy coquetos, bien vestidos, limpios, chonis lindas con su estilismo alegre y colorido y ese esfuerzo por cuidar su imagen con poco presupuesto que me gusta. Negros dominicanos o senegaleses con sus dentaduras de nieve y esas sonrisas que no se sabe si son de alegría o de pasotismo ante la vida. Chinos que sonríen mecánicamente como los gatos falangistas de sus escaparates levantan el brazo…alguien ha debido decirles que es un salvaconducto para sobrevivir, tú sonríe y di que si…

Y luego está ella. Ella que vive en el piso 4C al lado del mío. Ella que quizás me lleve diez años que tiene cuatro hijos y es viuda. Ese tipo de mujer que destila sensualidad. Su cuerpo redondo y firme, sus piernas, su trasero…Coincidimos tomando una cerveza el primer verano, ella sola, los dos saboreando ese primer trago . Se arrodilló para besarme. Y olvidé mi silla de ruedas.images.jpgadios-a-la-silla-de-ruedas-c.jpg

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