Edificio C/ Narváez, 80 de MADRID
Recuerdo la llegada a Madrid un 1 de Enero de 1970. El Paseo de La Castellana nos daba la bienvenida con sus árboles repletos de bombillas multicolores, mientras copiosos copos de nieve iban salpicando los cristales del coche, inundando nuestros corazones con abundantes nubarrones y nostalgias.
Desde aquel día sigo viviendo y disfrutando de este mismo edificio y calle.
Mis vecinos junto con la familia han sido siempre un lugar preferente en el curso de la vida.
El ascensor fue el primer vínculo de acercamiento y amistad. Allí, dentro de esa mágica caja metálica, pudimos intercambiar las primeras sonrisas y miradas que propiciaron aquella intensa unión. Al principio, estos vínculos fueron tan entrañables que cada hogar sirvió de espacio para comunicarnos. Fue allí, donde dejamos escapar muchos recuerdos, sinsabores y también algunas inflexiones de alegría. En el transcurso del tiempo bastantes amigos nos dejaron para siempre, mientras otros decidieron cambiar el asfalto de la ciudad por el solaz del campo, pensando encontrar así parte del remanso y paz que las paredes de su apartamento no se lo proporcionaban.
La víspera de San Juan era un gran día para el barrio. Acotaban una parte de la Avenida de Narváez, colocando una plataforma de madera donde se colocaban los músicos profesionales y nos deleitaban con sus piezas de bailables. Todos los vecinos, sin excepción, bajábamos a bailar al compás de sus melodías. Desafortunadamente, unos años después, dejaron de celebrar esta fiesta ya que los ciudadanos somos tan descuidados que llenábamos nuestras aceras de desperdicios.
Desde entonces, nuestras aceras han cambiado. Tiendas y bares modernos las salpican, invitándonos al consumismo. Inmigrantes rumanos y sudamericanos se colocan en sus orillas y nos deleitan con sus canciones populares.
Cine RENOIR RETIRO
Muy cerca de mi casa se encuentra el Cine Renoir. Me gusta ir a ver sus proyecciones una vez por semana. A mi modo de ver no es lo mismo contemplar una película por televisión y desde tu butaca que verla filmada en una pantalla gigante. Además, tienes la oportunidad de conversar con tu gente, hacer un comentario sobre la película y sobre todo disfrutar compartiendo la sala de exhibición.
Mi calle es como una casa grande y como decía el poeta (Alberti), como una ampliación de tu propia familia. Puedes elegir a los amigos que bien por azar o afinidades, te acompañan en el caminar de la vida.
Cuando el manto de la noche empieza a envolver la calle, es la hora del regreso al hogar. Justamente debajo de mi casa, en la entrada del Bankinter, mi amigo Eusebio, con su cabellera blanca despeinada y su barba desaliñada, está ya preparando su habitación nocturna. Va colocando los cartones unos encima de otros y sobre ellos deposita su manta oscura como la misma noche, saca su lata de cerveza y se dispone a consumirla. Creo que no le costará conciliar su bello sueño.
-Buenas noches Eusebio.
-Buenas noches (me contesta con su voz pastosa).
F I N
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