Se ha vestido de negro para ir a juego con los pensamientos que la atormentan. Antes lo había intentado con otros colores por si eran las ideas las que se embebían del tono de sus ropas.
Se aventura a entrar en la dura selva neoyorkina y en un arrebato de coraje decide cruzar la gran avenida desde donde una alcantarilla la reta con sus engañosas bocas sin dientes.
Su osadía va más allá, lo hará a tan sólo dos metros de las espaldas de un agente. Está a punto de cometer un acto suicida respaldada por la ley.
Con los dedos de los pies ya gravitando entre el borde de la acera y los abismos trabeculados del sumidero, oye un chasquido y gira su atezado cráneo.
Un emoticono le guiña el ojo y lanza un amoroso beso que, para ese día… le ha vestido sus ideas de rojo.
152West, 44th Street, New York
FIN
“Cuando vayas a Ítaca coge el camino más largo porque la ciudad no tiene nada pero el camino es precioso”
C. Kavafis
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