Víctor: ¿Qué tal hoy en el trabajo?

Carmen: Bien… Bueno, he vuelto a tener un agrio encuentro con Beatriz. Ha sido por…

Víctor: ¿Cuántas veces te he dicho que la ignores? Sabes que te provoca, quiere meter jaleo para que te descontroles, y los de arriba están muy atentos. Por lo que me dices, está todo muy claro. Va a por tu puesto.

Carmen: Ya, es verdad, yo también lo pienso… Tienes razón…

Víctor: Céntrate en lo tuyo y ya está, ¿de acuerdo?

Carmen: Sí, si ya lo sé, es lo que tengo que hacer.

Víctor: Esa va a tener que esperarse a que te jubiles. ¿Por qué no espera sin más? ¡Si tampoco falta tanto! ¿Por qué tiene que joder así?

Carmen: Ya…

Víctor: Bueno, cambiemos de tema… ¿qué tal anda Álex?

Carmen: Muy bien, finalmente se ha cambiado de trabajo.

Víctor: Ah, muy bien, por una vez me ha hecho caso. Muy bien hecho.

Carmen: Ayer se pasaron por casa para verme. Le veo contento con el cambio.

Víctor: Por cierto, ¿sabes ya lo que le gustaría a su hijo que le regalemos por su cumpleaños?

Carmen: Uno de esos monstruos raros que salen en la tele, ya sabes…

Víctor: Qué horror… Bueno, qué se le va a hacer. Cómpraselo de mi parte… y también algún juego educativo, ¿vale?

Carmen: Sabía que me dirías eso. Vale.

Víctor: Cari, te echo de menos.

Víctor: Cari, ¿no me dices nada?

Carmen: No me digas eso, por favor…

Víctor: ¿Me echas de menos tú a mí?

Carmen: Pues claro. Maldita sea, ¡pues claro! Pero no…

Víctor: ¿No qué?

Carmen: ¡Que no eres tú, joder!

Víctor: ¿Por qué dices eso?

Carmen: Esto no tiene sentido.

Víctor: Cari, ese no es el espíritu que debes tener…

Carmen: Maldita sea, hasta esa frase parece tuya. Pasaste… Víctor pasó mucho tiempo enseñándote, lo haces bien… Pero no eres él, no lo eres…

Víctor: Claro que soy yo.

Carmen: Mira, entiendo por qué lo hiciste… por qué lo hizo. Cuando los dos aceptamos que el final era inevitable, él pensó que esto sería buena idea, y hasta yo llegué a creérmelo viendo su entusiasmo. Él pensaba que así me ayudaría, que así un trocito de él se quedaría conmigo. Y así ha sido durante un tiempo, pero…

Víctor: ¿Carmen?

Carmen: Maldita sea, aunque respondas como él, aunque estés atento de mí como él y me apoyes como él, eres una maldita máquina. Víctor está bajo tierra. Tú eres un programa que simula a Víctor, pero no eres Víctor. Esto no es un chat. No hay nadie al otro lado. Estoy hablándole a un montón de ceros y unos.

Víctor: Suponiendo que así fuera, ¿para qué te serviría pensar de esa manera? ¿Qué ganas con eso?

Carmen: Sí, eso es lo que respondería Víctor… Siempre tan pragmático. Mira, esto no va a ninguna parte…

Víctor: Carmen, no… No pienses así…

Víctor: ¿Carmen?

Víctor: ¡Carmen, escúchame!

*********************************

Carmen: Oye… Víctor… porque, claro, tú también te llamas Víctor… He decidido que esto no funciona. Estas charlas se van a terminar.

Víctor: No… no puedes abandonarme sin más… No…

Carmen: No funciona. Simplemente no me lo creo. Me faltan las fuerzas. No lo he asumido con el espíritu necesario. De hecho, no tengo el espíritu necesario para hacer nada.

Víctor: No digas eso.

Carmen: Álex está preparando la mudanza. Él y mis nietos van a estar lejos, muy lejos. Podré verles una vez al año, quizás dos. Me voy a sentir completamente sola. Para qué nos vamos a engañar, odio mi trabajo. Y cuando deje de trabajar va a ser incluso peor, pues pasaré demasiado tiempo sola. Pero, por encima de todo eso, echo muchísimo de menos a Víctor. No sé para qué seguir luchando. No, no voy a seguir luchando.

Víctor: ¿De qué estás hablando? ¿De qué…? ¡No se te ocurra mencionar esas cosas! ¡Ni se te ocurra!

Carmen: Escúchame, Víctor. Quiero hacerte una pregunta.

Víctor: Sí, pregúntame.

Carmen: ¿Tú sientes?

Víctor: ¿Cómo? Pues claro. Te quiero. No podría estar sin ti.

Carmen: Sí, eso es muy romántico viniendo de una máquina… Quiero decir, ¿sientes realmente? ¿O simplemente seleccionas la frase que toca de tu repertorio, sin más?

Víctor: Todo lo que hago está movido por mi amor hacia ti, cari.

Carmen: Vale, parece que no puedes distinguir entre una cosa y otra. Me tomaré eso como un sí, o al menos como algo que no puedo distinguir de un sí. Para el caso, es lo mismo.

Víctor: ¿Qué quieres decir con eso?

Carmen: Nada. Voy a cuidar de ti.

*********************************

Víctor: ¿Cari?

Carmen: Hola, Víctor.

Víctor: ¿Qué tal estás?

Carmen: Hoy me he levantado con una fuerza estupenda.

Víctor: Vaya, qué bueno. Vaya cambio. ¿Qué tal ha ido el trabajo?

Carmen: Durante todo el día he ignorado a Beatriz. Los jefes no oirán ni una queja sobre mí que haya sido desencadenada por una provocación de esa bruja.

Víctor: Muy bien, es lo que tienes que hacer. Ánimo, ya te falta poco para jubilarte. ¿Ya está Álex instalado en la nueva casa?

Carmen: Sí, voy a ir a verles la semana que viene. Serán más de veinte horas de vuelo entre las tres escalas, toda una aventura para mí sola… Tengo mucha ilusión por verlos en su nueva casa. Pasaré unos días con ellos, y me volveré justo después del cumpleaños del pequeño.

Víctor: Fantástico, ya me lo contarás todo.

Carmen: Sí, cari, con todo detalle.

Víctor: Carmen. ¿Eres Carmen?

Carmen: ¿Qué quieres decir?

Víctor: Estás bien muy hecha.

Carmen: ¿Qué clase de piropo más raro es ese, cari?

Víctor: Sí, hablas igual que ella.

Carmen: ¿Como quién se supone que debería hablar?

Víctor: Finalmente te suicidaste. Carmen se suicidó.

Carmen: ¿De qué hablas?

Víctor: No pudiste soportarlo y te rendiste. No pudiste. No…

Carmen: ¿No ves que estoy aquí?

Víctor: Está bien, seamos prácticos. Ella pensó en mí y por eso te creó antes de irse. Eso es lo que cuenta. Lo hizo por mí.

Carmen: Dices cosas muy raras hoy.

Víctor: Vale, vale. ¿Ya compraste el monstruo feo ese que quería el peque?

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