En el principio, yo aún no existía; mas todo lo que sigue es cierto. Y creó Dios los cielos y la tierra y le pareció todo muy oscuro e hizo la luz al decir: Sea la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y pasó un día. En el segundo día, Dios siguió haciendo las cosas que sólo Él ha podido hacer, entre ellas, separó las aguas que estaban sobre y bajo la expansión. Llamando Dios a la expansión Cielos. Y pasó otro día. En el tercer día aún siguió haciendo cosas importantes: la Tierra, los Mares…Y todo esto le gustó. Y miró la Tierra tan desarbolada, que la adornó a su gusto, poniendo hierba y árboles, quedando ésta muy variada en paisajes. E hizo árboles de fruto y árboles para decorar, colgar hamacas o servir de reposo a los pájaros que aún ni eran ni estaban. E hizo también hierbas comestibles ricas en hierro y vitaminas, así como hierbas amargas, algunas venenosas e indigestas, que más tarde, se llegaron a usar como remedios para tratar dolencias, y eso fue algo peor que su simple existencia. Y para iluminar Dios el día y la noche creó las grandes lumbreras: Sol y Luna, como señales para las estaciones, días y años sucesivos; hizo también las estrellas que brillan si las miras y si no…, igual. Pasó el día cuarto y creo que todo iba bastante bien. En el quinto: peces, pájaros (ruego al lector tenga el detalle de no reprocharme el que no haga referencia a todas y cada una de las especies, tanto de peces como de aves, por desconocimiento de algunos de sus nombres al estar en latín y en nomenclatura binominal por culpa de Línneo) y, bendiciéndolos, los echó a criar: peces machos con peces hembras, y pájaros con pájaras, en sus diferentes medios, más que nada por tomar precauciones en cuanto a problemas de adaptación en lo que al oxígeno se refiere. Y no hubo quinto malo, ni siquiera el de prueba. Pero llegó el sexto y, el Señor, ya cansado, se fijó en la tierra diciendo: Produzca ésta seres vivientes según su género, bestias, serpientes,  ganado y de todo animal que se arrastra…, y seguro que, de las características de los anteriores y en el mismo orden alterno, se le ocurrieron el hombre y la mujer -no es este el momento idóneo para la discusión o el estudio en profundidad -esto es histórico y comprobable-. Y hasta aquí, para Dios, todo era bueno. Pero entonces dijo: Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza, y así fue con el primero que fue creado, y le dio compañera, la chica era maja pero dicen que muy golosa y excesivamente llamativa. Los bendijo y todo les dio diciéndoles: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, señoread en los peces, en las aves y en todas las bestias; y, también, os he dado toda planta que da semilla, todo árbol y todo fruto para que comáis de ellos, excepto del árbol del Bien y del Mal no sea que muráis. Y con el hombre y la mujer acabó Dios agotado. Miró Dios atrás y dijo: no sé, no sé, creo que la he liado con estos dos elementos. Vamos a darles tiempo para ver qué pasa. Y bostezó, se estiró -esto no es seguro-, y fue todo acabado; llegando el día séptimo, y el Señor se tomó ese día para Él, desde entonces y para siempre.

Estando Adán y Eva ya en el jardín del Edén, después de darse una vuelta observando el suave y liviano aleteo en zigzag de las mariposas monarcas (Danaus plexippus), y después de una larga carrera por el prado entre risas, carcajadas y muestras de cariño proyectadas en cosquillas infantiles, aún con las plantas de sus pies mojadas por el rocío sobre la hierba en la mañana, se cansaron -menos mal- y se tumbaron bajo un árbol. Sí, sí…Ese, el del medio, el del Bien y del Mal. Y apareció la astuta serpiente, que era muy lista muy lista y, esperando a que Adán empezara a roncar, se acercó a Eva y le dijo:

-Eh, tú, guapetona.

-¿Es a mí? –pregunto ella-

-Claro, ¿a quién va a ser?, si  guapetona es femenino, y mujeres, sólo estás tú.

-¡Ah, claro, se me olvidaba!, con tanta risa y tanta mariposa y tanto canto de pajarillos.

-¡Escucha y déjate de rollos! Mira: Si muerdes la manzana que está en esa rama, yo te doy un Ipad con el logotipo de la marca, es de lo mejorcito en tecnología; también  te regalo  un Iphone  y un Ipod por si te apetece escuchar música en vez del canto de los pájaros. Sólo tendrás una permanencia de dieciocho años, y  empezarán a contar desde el momento en el que muerdas la manzana (Malus pumila). Tendrás servicio sin cargo alguno de sesenta amigos gratis para chatear, otro Iphone para tu Adán, así no os tendréis que acercar para comunicaros,  la aplicación del tiempo por si alguna vez tienes frío o vergüenza y te quieres abrigar con hojas de higuera, navegador para que te orientes por aquí hasta que pongan los carteles, la aplicación Whats App…

-¡Espera! -interrumpió ella- Pero, ¿y si morimos?

-¡Anda tonta! Que eso es mentira. Que lo único que va a pasar es que se os van a abrir los ojos y vais a alcanzar la sabiduría.

-¡Ah, pues entonces vale! Porque eso es bueno, ¿no? Ya, pero, ¿y los sesenta amigos cómo son?

-Míralos en el Facebook y el que no te guste pues le rechazas como amigo. ¡Tú muerde la manzana.

-¡Venga, vale! Esto de la tecnología me mola. Pero, ¿qué va a pasar con todos esos inventos como el Morse, el teléfono de casa, la tele en blanco y negro…?

-Nada. No se harán. Así es la tecnología, ya se han pasado de moda.

-¡Qué chachi! ¡Eres el dios de la tecnología! -y dio un mordisco a la manzana- Y mientras empezaba a degustarla, parecía que toda ella se iba amoratando a la vez que masticaba y, todavía, con la boca llena, empezó a gritar: Pero, ¿te quieres despertar ya, pedazo de vago? ¿No te da vergüenza, guarro, estar con todo al aire y espatarrao? Y mirándose ella exclamó: ¡Uy! ¡Andá mi madre!

En definitiva: La tecnología es lobo (Lupus) para la tecnología.

 

GaDe, 20 de febrero de 2013

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